Así lo denuncia el informe “La salud mental en España”, presentado en el I Foro del Consejo Asesor de la Profesión Farmacéutica
Solo seis de cada diez centros sanitarios públicos de España ofrecen servicios para la atención de la salud mental. Así lo ha denunciado este martes el informe La salud mental en España, presentado en el I Foro del Consejo Asesor de la Profesión Farmacéutica y realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona.
De acuerdo con la investigación, la oferta de asistencia psiquiátrica en los centros privados rebasa el 70%, la de psicología clínica es del 50% y la de terapia ocupacional menor del 25%, mientras que los públicos cuentan con una proporción relativa equiparable del 60% en todas estas áreas.
La facilidad de acceso y los recursos disponibles difieren también enormemente entre comunidades autónomas e incluso entre las áreas rurales y urbanas. País Vasco (12,9) duplica largamente a Murcia (5,2) y se ha constatado que las personas que viven en municipios de menos de 10.000 habitantes hacen un mayor uso de psicofármacos que en las ciudades.
Una posible explicación está precisamente en que “donde menos acceso hay a servicios sanitarios, la respuesta más rápida es la prescripción, cuando no necesariamente es la más adecuada”, ha destacado al respecto la investigadora Ximena Goldberg.
Diez psiquiatras por cada 100.000 habitantes
España, de hecho, tiene una ratio media de psiquiatras por 100.000 habitantes de diez, una cifra muy por debajo de la de Bélgica (20,3), Países Bajos (20,1), Francia (14,1), Grecia (14,1) o Italia (10,9). Sin embargo, la ratio en el total del territorio nacional aumentó desde 7,8 en el año 2010 hasta 9,8 en el año 2019.
Las comunidades con mayor ratio de psiquiatras son País Vasco (12,9), Cataluña (12,5) y Asturias (12,0), mientras que en el otro extremo se encuentran Murcia (5,2), Extremadura (5,5) y Comunidad Valenciana (6,0).
La disparidad de recursos abre también una brecha en el tratamiento. Se calcula que alrededor del 40% de las personas que lo necesitan no lo están recibiendo, y si se trata de casos graves puede llegar al 50%. Entre otras de las principales barreras están la formación de profesionales de salud mental, el estigma, el tiempo de consulta o la falta de apoyo institucional.
La depresión es la segunda causa de pérdida de años de vida en jóvenes
En este contexto con escasez de psiquiatras y de tratamiento, la depresión en España es la séptima causa de pérdida de años de vida, por encima del alzhéimer, y la principal de morbimortalidad.
En jóvenes de 15 a 24, además, la ansiedad y la depresión constituyen la segunda. Es precisamente el de los jóvenes el grupo de mayor riesgo, junto con los adultos mayores, personas en situación de dependencia y/o riesgo de exclusión.
El estudio cita como factores desencadenantes de los problemas de salud mental la violencia interpersonal, el trabajo precario y desempleo, estilos de vida no saludables y soledad, falta de acceso a espacios verdes/azules y la urbanidad. Todos son modificables, y por eso “deben ser priorizados como principales vías de acción para la prevención”.
Mejoras para garantizar un sistema de atención de calidad
Ante estas conclusiones, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha elaborado un decálogo en el que plantea mejoras para garantizar un sistema atención a la salud mental de calidad, que van de la integración de su abordaje en la atención primaria y promover modelos colaborativos entre niveles asistenciales y entre profesionales sanitarios y no sanitarios.
También aumentar la formación y capacitación de todos los profesionales, lograr un reparto equitativo de recursos, reducir la brecha entre lo rural y lo urbano, poner el foco en los grupos vulnerables, priorizar el contacto directo e introducir las nuevas tecnologías.
El informe ha recomendado igualmente integrar los procesos asistenciales de salud mental en la red de más de 22.000 farmacias españolas. En concreto, considera que los farmacéuticos podrían ayudar a “identificar signos y síntomas, ofrecer consejo y educación sanitaria de promoción de la salud, detectar situaciones de vulnerabilidad y reforzar la implementación de las campañas de prevención de problemas graves de salud mental, incluido el suicidio”.
Su recomendación es que las farmacias actúen como “una red centinela y sensores fundamentales” para la derivación a los servicios de Atención Primaria o Especializada, así como para la “optimización y uso responsable de los medicamentos y la mejora de la adherencia terapéutica”.