Varios manifestantes que el viernes protestaban contra el alto coste de vida en Surinam trataron de tomar el Parlamento y saqueron comercios de la capital, Paramaribo, hechos por los que el presidente del país, Chan Santokhi, pidió la detención de los responsables de los disturbios.
Entre 1.000 y 2.000 personas se congregaron en la mañana en el centro de Paramaribo con consignas en contra del alza en los precios de los alimentos, la gasolina y la electricidad, acusando al gobierno de Santokhi de corrupción, constató un periodista de la AFP. “¡Chan fuera!”, repetían.
Hacia el mediodía, algunos manifestantes rompieron las barreras policiales que protegían el edificio de la Asamblea Nacional y trataron de entrar lanzando botellas y piedras contra la policía, que respondió con gases lacrimógenos y balas de goma.
Varias tiendas fueron saqueadas, entre ellas una de telefonía. Incendiaron un auto e intentaron quemar varios edificios. Varias personas resultaron heridas.
El presidente condenó los hechos en un comunicado e instruyó al fiscal general a “detener a todas las personas directa e indirectamente responsables”, sin precisar nombres.
“Los coordinadores, organizadores frente y detrás del escenario, todos quienes hayan estado comprometidos en delitos”, dijo al considerar los hechos como una “grave violación del Estado de derecho”.
Ordenó también reforzar la presencia de la policía y el Ejército en las calles y barrios con “operativos visibles”.
Se tomarán “medidas de seguridad” hasta que la paz regrese “plenamente”, advirtió Santokhi que, no obstante, llamó a los grupos protestantes al diálogo.
El ministro de Justicia, Kenneth Amoksi, aseguró que la situación “está bajo control”.
“Vemos disturbios en otros países y no estamos acostumbrados a este tipo de cosas en Surinam”, dijo en declaraciones a periodistas.
“No llego ni a mitad de mes”
La manifestación fue convocada por el activista político Stephano “Pakittow” Biervliet.
Los sindicatos no habían llamado oficialmente a participar, pero coincidió con una huelga convocada para jueves y viernes.
“Salí antes del trabajo para unirme a la protesta. No llego ni a mitad de mes, tengo tres niños que alimentar y dos trabajos. Cada día los precios suben”, dijo a la AFP Agnes, una de las manifestantes, que pidió mantener su apellido bajo reserva.
Otro participante en las protestas, también bajo anonimato, insistió en que Santokhi debe “irse”.
“Se la pasa diciendo que hay una ‘luz al final del túnel’, pero yo solo veo oscuridad”, expresó. “Ya no puedo pagar la gasolina para ir a trabajar y llevar a mis hijos a la escuela”.
Surinam, un pequeño país del noreste de Sudamérica con 600.000 habitantes, está sumido en una grave crisis económica, y año pasado cerró con una inflación del 54,6%, según el Banco Central. La antigua colonia holandesa espera con impaciencia la explotación de las reservas de petróleo, que se prevén importantes.
El gobierno insiste en que debe recortar gastos como parte del programa de reestructuración económica con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha planteado reformas fiscales que incluyen la supresión de las subvenciones a la electricidad, el agua y la gasolina, así como un nuevo impuesto a las ventas.
Estas políticas han sido blanco de fuertes críticas de la oposición y los gremios.
Surinam firmó un acuerdo por 690 millones de dólares con el FMI, pero los fondos terminaron congelados por no cumplir las condiciones exigidas.