El gobierno haitiano se enfrenta a muchas dificultades agravadas por los altos precios de los alimentos y los combustibles pero hace “esfuerzos significativos” para paliarlas, afirmó este martes el FMI, en una evaluación de un programa de supervisión.
En junio pasado el Fondo Monetario Internacional aprobó un programa supervisado por el personal (SMP, por sus siglas en inglés), que no implica desembolso de recursos, para ayudar al gobierno a restaurar la estabilidad macroeconómica y reducir la inflación.
Estará en vigor hasta finales de mayo de 2023 y, en una segunda fase, podrían entablarse negociaciones sobre un acuerdo financiero.
En los últimos meses el impacto de la guerra en Ucrania en los precios de los alimentos y el carburante y el deterioro de la situación de seguridad “han dado como resultado una perspectiva macroeconómica peor que la que existía cuando se aprobó el programa” en junio, afirma el Fondo.
Pese a ello, “los datos recientes y el progreso en las reformas estructurales sugieren que las autoridades están haciendo esfuerzos significativos para aliviar los múltiples desafíos del país”, reconoce.
La implementación del SMP “ha sido ampliamente satisfactoria, a pesar de los obstáculos para cumplir con los objetivos cuantitativos”, precisa.
La organización financiera internacional considera “coherente” el presupuesto para el año fiscal 2023, debido, entre otras cosas, a las asignaciones para la población más vulnerable.
En línea con las reformas previstas bajo el SMP, las autoridades tomaron medidas para aumentar los ingresos internos, con un nuevo código tributario, elogia el informe, que destaca asimismo las iniciativas “para fortalecer la rendición de cuentas en la recaudación y el uso de los recursos públicos”.
Se trata de la segunda buena noticia de la semana para Haití, tras la aprobación este lunes del desembolso de 105 millones de dólares para combatir la escasez de alimentos en el país, sumido en una grave crisis política, económica, de seguridad y sanitaria.
El país más pobre del continente americano se enfrenta a una crisis humanitaria en medio de un brote de cólera.
El asesinato del presidente Jovenel Moise en julio de 2021 la exacerbó todavía más, al tiempo que las bandas adquirían más fuerza y control territorial.