Se descubrió que los servicios sanitarios de Canadá alegaron limitaciones financieras en el caso de una paciente que en verdad buscaba asistencia médica
La canadiense Jennyfer Hatch, de 37 años, quien en noviembre protagonizó un video que promovía en línea y para sí misma la muerte asistida, luego retirado de sus cuentas, en realidad no quería morir, reveló a comienzos de esta semana el periódico National Post.
El anuncio, llamado ‘All Is Beauty’ (‘Todo es belleza’), fue promocionado por la casa de ropa La Maison Simons a finales de octubre, semanas después que una eutanasia acabara con la vida de esta paciente con síndrome de Ehlers-Danlos. Se trata de una patología rara y dolorosa, en la que las personas aquejadas sufren de una extrema fragilidad de la piel y los tejidos conectivos. Algunos periodistas reseñaron que un tinte glamoroso que se apreciaba en los tres minutos del video no estaba justificado, porque se silenció la raíz del problema, que fue la falta de asistencia médica apropiada.
Simons acompañó a Hatch en sus últimos días y la ayudó a pasarlos tal como quería, pero esto solo después que fracasaran por años sus intentos de conseguir una atención médica adecuada. Tal circunstancia la revelaron sus amigos, y luego se halló en los archivos de la cadena de televisión CTV una entrevista en la que la misma paciente habló en junio bajo un seudónimo.
“Siento que me estoy cayendo por las grietas, así que si no puedo acceder a la atención médica, ¿quizás pueda acceder a la atención de la muerte? Eso es lo que me llevó a evaluar la muerte asistida”, relató Hatch.
“No hubo otras recomendaciones”
La mujer se quejó de haber quedado privada de atención primaria después que su médico de familia se mudara. Le habían diagnosticado 10 años atrás la condición de Ehlers-Danlos, pero en lugar de un tratamiento, la Sanidad canadiense solo pudo ofrecerle una caótica e ineficaz serie de citas con médicos, ninguno de los cuales tenía conocimientos sobre esa enfermedad.
Cuando parecía evidente que su condición era terminal, Hatch apuntó que el sistema de atención médica ni siquiera había podido proporcionarle los cuidados paliativos adecuados. “Es mucho más fácil dejarlo ir que seguir luchando”, resumió la mujer en declaraciones a CTV.
Sin embargo, las autoridades se apresuraron a aprobar la solicitud de muerte asistida una vez que Hatch se las presentó. “No hubo otras recomendaciones de tratamiento o intervenciones, que fueran consideradas adecuadas para las necesidades de la paciente o sus limitaciones financieras“, reza un extracto del veredicto aprobatorio emitido por la agencia de salud Fraser Health, que presta servicios en la región de Columbia Británica, donde vivía Hatch.
En ninguno de estos detalles se mencionó el anuncio de Simons, que en cambio destacó lo que llamó la “dura belleza” del suicidio asistido. La casa de ropa eliminó el video de sus canales en línea después que se generalizaran las críticas contra ese intento de romantizar la eutanasia.
Más casos de la política de eutanasia en Canadá
El año pasado, otra paciente de la misma provincia canadiense, Donna Duncan, consiguió rápidamente la aprobación para el suicidio asistido, después de años de intentos fallidos de encontrar tratamiento para sus problemas crónicos de salud mental. Su muerte estremeció tanto a su familia que remitió el caso a la Policía para una investigación.
National Post encontró varios casos aún más atroces, en los cuales se les ofreció a canadienses la muerte asistida en lugar de un tratamiento. Más recientemente, la exdeportista paralímpica Christine Gauthier hizo pública su historia, en la que un trabajador social del servicio de Asuntos de los Veteranos le propuso morir de forma asistida, ante sus quejas sobre los retrasos en la instalación de un telesilla en su casa.
Otros cinco incidentes separados, con veteranos de las Fuerzas Armadas de Canadá, preocuparon a un comité de la Cámara de los Comunes el mes pasado. Se les ofreció la eutanasia después de tratamientos por trastornos como depresión y estrés postraumático.
Fuente: RT.