Un hombre de Brasil, de 52 años, ha tenido que despedirse de 3 de sus hijos en un lapso corto de tiempo a causa del cáncer, enfermedad que desarrollaron por un mal genético del que él es portador y les heredó.
La enfermedad hereditaria del padre provocó que sus hijos desarrollaran cáncer.La enfermedad hereditaria del padre provocó que sus hijos desarrollaran cáncer
Quienes lamentablemente lo han vivido pueden asegurar que no hay experiencia más dolorosa que la de perder un hijo, ya que siguiendo las propias reglas de la naturaleza, deberían ser ellos los que tendrían que enterrar a sus padres.
Dicha vivencia la ha tenido un padre de familia originario de Brasil, llamado Régis Feitosa, quien en los últimos 4 años ha tenido que despedirse de 3 de sus hijos, a causa de una enfermedad que él les heredó.
Según explicó BBC News Brasil, Régis, de 52 años, fue diagnosticado hace tiempo con algo llamado síndrome de Li-Fraumeni, un trastorno genético que aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer, en algún momento de la vida.
Desafortunadamente, sus 3 hijos heredaron este mal y todos fallecieron por distintos tipos de cáncer.
La primera pérdida fue la de su hija Beatriz, quien con tan solo 9 años fue diagnosticada con leucemia. Fue sometida a un trasplante de médula ósea; sin embargo, al poco tiempo, el cáncer volvió y al año perdió la batalla.
Luego, siguió su hijo Pedro, quien con 17 años fue diagnosticado con osteosarcoma, un cáncer que afecta a los huesos. Falleció a los 22, de cáncer cerebral.
Y por último, Su hija Anna Carolina tenía 12 años cuando le encontraron leucemia linfocítica, una enfermedad con la cual estuvo batallando durante un largo tiempo hasta que murió a los 25 a causa de un tumor cerebral.
“En 4 años y medio, perdí a todos mis hijos… Los resultados demostraron que yo tenía una alteración genética que lamentablemente también se transmitió a mis hijos y que potencia la aparición de cáncer”, aseveró Feitosa.
Según los expertos, el síndrome que padece Régis no se puede prevenir.
Por si fuera poco, este papá también fue diagnosticado con un linfoma de Hodgkin.
“Mis hijos dijeron que yo era tan víctima como ellos. Hoy mi opinión es que tenemos que vivir intensamente, con la mayor alegría. Mi hijo dijo una frase muy coherente: ‘Nadie puede medir el dolor del otro“, sentenció.