México, México |“Hay que mejorar la raza”. Ese dicho popular, que aún se repite en numerosos hogares mexicanos ansiosos de ver nietos “güeros” (blancos), para el actor Tenoch Huerta, quien acaba de publicar un libro en referencia a sus orígenes indígenas, es la máxima expresión del racismo en México.
Con 41 años, este mexicano que encarna a Namor en la exitosa película “Pantera Negra: Wakanda por siempre”, de Marvel, forma parte de Poder Prieto, el movimiento encabezado por artistas de piel morena que luchan activamente contra la discriminación en el país.
“Estamos tan cegados por la idea de la blanquitud que dejamos de vernos a nosotros mismos y de percibirnos como prietos, como hijos o nietos de indígenas”, dijo Huerta el viernes en la presentación de su libro “Orgullo Prieto”, que deja al desnudo el racismo profundamente arraigado en la cultura y el sistema mexicano.
Según una encuesta de 2017 del estatal Instituto de Estadística (INEGI), el 20,2% de la población de 18 años declaró haber sido discriminada durante el año anterior.
Entre 75,6% de los indígenas mayores de 12 años, añade el estudio, existe el sentimiento de que son poco valorados por otros sectores.
¿Mestizaje o blanqueamiento?El proclamar que México es mestizo y por tanto no es racista es “un proceso de blanqueamiento” en el cual se olvidan los orígenes indígenas y africanos en beneficio de la herencia española, dice a la AFP José Antonio Aguilar, director del colectivo Racismo.mx.
Tenoch reclama tajante: “Nuestra identidad mestiza es una mamada (estupidez), ¡hay que desmontarla!”.
El actor reconoce que él mismo desde su infancia ha repetido jocosamente expresiones racistas y que el remedio es “cambiar los usos y costumbres”, cobrar conciencia de la verdadera connotación de esas palabras.
“Hay que reconocerlas, dejarlas de ejercer. Con tranquilidad, sin estridencias, sin meas culpas”, añade Huerta que, tras conseguir llegar a Hollywood, dice gozar de una posición privilegiada que utiliza para impulsar el “poder prieto”.
En el movimiento, constituido formalmente en 2021, participan artistas que habitualmente se ven relegados, por sus físico, a papeles de ladrones, sirvientes, criminales o marginados.
-“Somos mayoría”-
Los censos en México solo distinguen a personas indígenas si hablan alguna lengua originaria. En 2018 se realizó el primer recuento oficial que considera el color de piel.
“Nos dimos cuenta de que más del 80% somos personas morenas cuando en las narrativas, en los medios, en las artes, lo que más predomina es el tono blanco”, explica Aguilar.
El activista reconoce que nunca antes, desde la sociedad y el gobierno, se ha debatido como ahora sobre el racismo en México, aunque lamenta que el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador aún no tome acciones concretas para combatirlo.
“De repente pienso que se exagera y se trivializa y ahora todo es racismo, cuando te critican políticamente o tus reformas es racismo”, dice.
En un improvisado debate entre miembros de colectivos antiracistas, la actriz Christel Klitbo cuestiona: “¿Por qué hablamos de inclusión cuando somos mayoría?”.
De 40 años, morena clara y con facciones finas, esta artista tiene ascendencia danesa y afrodescendiente del lado paterno, mientras que su madre es de origen libanés. Tras incursionar en Poder Prieto, dice, entendió los alcances del racismo.
Es sobrina de Cynthia Klitbo, una de las villanas más “odiadas” de los culebrones mexicanos. “Cuando la gente se entera de que es mi tía es como ‘¡ay, no saliste güera!’. Como que les da mucha tristeza”, dice con sonrisa irónica.
Su famosa pariente, con cariño, le advirtió lo que le esperaba en la actuación. “Me decía: ‘Vas a salir de sirvienta’. Y tenía razón. Ahora está empezando a cambiar, pero la realidad es que 80% de lo que he hecho son personas de servicio, criminales, mujeres abandonadas, golpeadas, analfabetas o con muy poca educación”.
Jere Caelum, modelo y rapero de 20 años, reclama “poder prieto” en su pieza: “Unos tontos dicen ‘¿Cómo que en México hay racismo?’/ Namás chécate una gráfica de la pobreza/ Mientras más obscura sea tu piel, menos en la mesa”.
De figura espigada, piel aceitunada y cabello rizado herencia de un abuelo de origen africano, Jere recuerda que de niño cuando veía la televisión retaba a sus primos para que le dieran dinero por cada moreno que apareciera en la publicidad. No le daban ni un centavo.
“Es muy difícil para la sociedad mexicana aceptar que el país es racista, pero es momento de que digamos esa palabra: el país es racista. Y a partir de ahí podamos empezar a luchar contra eso. No podemos luchar contra un monstruo si primero no se acepta que existe”, subraya.