Entre la pandemia, la guerra de Ucrania y el cólera en Haití, las necesidades financieras de la OMS son inmensas, y las contribuciones de los países insuficientes. La organización quiere por ello atraer financiación de empresas, a través de su nueva fundación.
Lanzada en plena pandemia de coronavirus en mayo de 2020, la Fundación de la Organización Mundial de la Salud trata de “movilizar un mayor respaldo a la OMS, por parte del público, de las empresas y de los filántropos”, declaró su director general, Anil Soni, en una entrevista con AFP la semana pasada.
“Ninguna organización puede resolver sola los desafíos a los que se enfrenta el mundo”, añadió el estadounidense de 46 años.
La OMS dispone de un presupuesto bianual de tan solo 5.800 millones de dólares y su independencia financiera no ha parado de retroceder. Los Estados apenas aportan 16% de la financiación y el resto son contribuciones voluntarias que suelen tener condiciones restrictivas.
Cada vez más, “los gobiernos están bajo presión y deben tomar decisiones difíciles sobre las ayudas financieras que distribuyen. Por eso debemos trabajar más con el sector privado”, señaló Soni.
Desde que la fundación comenzó sus operaciones en enero de 2021, ha recaudado 30 millones de dólares, para respaldar entre otras la respuesta de la OMS al Covid-19 y a la guerra en Ucrania.
“Una parte de nuestro trabajo es hacer de casamenteros. Así la OMS tiene la ventaja de trabajar con el sector privado, y el sector privado ve cual es el poder de la OMS”, explicó Soni.
- Fondos suplementarios en 24 horas –
Admite que algunas personas temen una influencia excesiva del sector privado en la organización, que se pronuncia regularmente sobre la utilización y homologación de medicamentos, vacunas o tratamientos.
Pero Soni señala que hay mecanismos para evitar que une empresa pueda influenciar las decisiones de la agencia de la salud de las Naciones unidas. “Cerrar completamente la puerta al sector privado no tendría sentido”, insistió.
El 19 de septiembre, la fundación anunció su asociación a una empresa de capital riesgo para lanzar un fondo de inversión de 200 millones de dólares para tecnologías de la salud. La OMS recibirá parte de los beneficios de la sociedad. Además, las empresas en las que invierta el fondo deberán permitir que algunos mercados tengan un acceso igualitario a sus tecnologías.
Una de las preocupaciones de la OMS durante la pandemia es que los países pobres puedan acceder a las vacunas y a los tratamientos.
El 22 de septiembre, la Fundación de la OMS -que tiene unos 40 empleados- anunció paralelamente a la asamblea general de la ONU en Nueva York el comienzo de una colaboración -bautizada Alianza de las urgencias de salud- para reunir a empresas y filántropos que quieran apoyar regularmente a la organización.
El laboratorio francés Sanofi es el primer miembro. Soni no quiso desvelar los nombres de las otras empresas.
Los miembros del programa aportarán una suma determinada cada año a la fundación sin condiciones restrictivas. Pero si un país o región se enfrenta repentinamente a una urgencia sanitaria, estas empresas podrán recaudar fondos suplementarios durante 24 horas entre sus empleados y sus clientes.
A través de esta alianza, reveló Soni, “las empresas podrán responder aún más rápido a las urgencias ofreciendo a la vez una mayor flexibilidad de financiación a la OMS”.
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