La Fiscalía confirmó que los exfuncionarios Argemiro Serna Arias y Oscar Peláez deberán comparecer por su presunta vinculación
El exsubcomandante de la Policía de Cundinamarca Argemiro Serna Arias y el exdirector de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin) Óscar Peláez Carmona, ambos generales en retiro, deberán comparecer ante la justicia 33 años después por su presunta vinculación con el asesinato del entonces candidato presidencial del liberalismo, Luis Carlos Galán Sarmiento.
Esta semana, la Fiscalía de Colombia confirmó el llamado a juicio a los exgenerales por los presuntos delitos de tentativa de homicidio y homicidio con fines terroristas, casi dos años después de que ambos apelaran las acusaciones. Ahora la justicia deberá probar si Peláez Carmona y Serna Arias habrían actuado deliberadamente para debilitar el esquema de seguridad de Galán, asesinado en 1989.
“Gracias a Dios, a fiscales, procuradores y abogados, la justicia llega. 33 años de lucha para conocer la verdad sobre el asesinato de mi padre, de Santiago Cuervo y Julio César Peñaloza. Siempre nos acogeremos a sus enseñanzas de fe en la democracia”, escribió el político Juan Manuel Galán, hijo de Galán Sarmiento, quien también mencionó los nombres del escolta y el chofer de su padre, asesinados ese mismo día.
Las investigaciones hasta ahora apuntan a que hubo una coordinación entre la policía, el cártel de Medellín, las Autodefensas del Magdalena Medio, el extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y el Dijin, para que pudiera perpetrarse el crimen contra el candidato que tenía más chances de ganar las elecciones. Los cambios de último minuto en su esquema de seguridad, las sospechosas faltas de protocolo entre sus escoltas y el retiro de funcionarios el día del asesinato, contribuyen a alimentar esa tesis.
Según una declaración a la que tuvo acceso W Radio, el exdirector de la Dijin se mostró confiado en que las investigaciones demostrarán su inocencia. “Anhelo el juicio por cuanto es una oportunidad para demostrar infamias que han mancillado mi dignidad de ser un hombre de principios, como un policía correcto y que entregué parte de mi vida para servir con entrega y cariño a la patria”, sostuvo en una declaración enviada a W Radio.
¿Encubrimiento?
Aunque han pasado mas de tres décadas, los hallazgos del crimen de lesa humanidad continúan. De acuerdo a lo que reveló la Fiscalía desde el año pasado, Peláez Carmona habría intentado desviar las investigaciones sobre el magnicidio “e impulsó un operativo de captura contra varias personas que, años después, fueron declaradas inocentes”.
La actuación del exfuncionario, según el Ministerio Público, permitió encubrir a los verdaderos responsables del crimen “y mantuvo ocupado al aparato judicial en una causa que no era verídica”.
Por otro lado, a Serna Arias se le acusa de no haber acatado las instrucciones dictadas por el ministro de Defensa Nacional y el director de la Policía Nacional para proteger a Galán. Del mismo modo, las pesquisas apuntan a que el exfuncionario no ejecutó los protocolos de seguridad establecidos, a pesar de que tenía todos los medios para hacerlo.
“Contrario a esto, supuestamente, ordenó que un grupo de contraguerrilla de 14 hombres se retirara de Soacha horas antes de que el excandidato político llegara al punto de concentración, pese a que su presencia era de vital importancia para custodiar el lugar”, refiere la Fiscalía.
¿Cómo fue el asesinato de Galán?
El 18 de agosto de 1989, Luis Carlos Galán Sarmiento se montó en una pequeña tarima en Soacha –el municipio más poblado del departamento de Cundinamarca– para dar su discurso ante una multitud. Según las encuestas, el candidato liberal tenía más de 70 % de intención electoral en un año que había estado marcado por la violencia del narcoterrorismo.
El político liberal, que creía firmemente en el combate contra el narcotráfico, sabía que estaba en la mira de los capos de la droga como Pablo Escobar y Rodríguez Gacha, los líderes del temible cártel de Medellín, que cinco años antes habían sido responsables del asesinato de su amigo, el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla.
“Soy quizás el escoltado más antiguo de Colombia. Tengo esquema de seguridad desde el año 70 y escolta de carácter permanente desde 1981″, decía con frecuencia.
Pero ese día, a los 15 minutos de haber empezado su discurso, una ráfaga de disparos alcanzó al hombre más amenazado de la época. El cuerpo de Galán quedó tendido en la pequeña tarima, donde no cabía ni la mitad de los agentes que debían estar destinados a su cuidado. Aunque fue llevado al hospital, murió esa misma noche.