Ucrania. El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró el miércoles que la situación militar en los territorios ucranianos que Moscú se anexionó se “estabilizará”, después de sufrir una serie de reveses y perder varias localidades frente a las tropas de Kiev.
“Partimos del principio que la situación en los nuevos territorios se estabilizará”, dijo el líder ruso a un grupo de profesores durante una llamada de video transmitida por televisión.
Putin también firmó un decreto por el cual Rusia se apropia formalmente de la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por las tropas rusas, pero gestionada hasta ahora por Ucrania.
Tras el anuncio, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, informó que se dirigía hacia la capital ucraniana para hablar de la instauración de una zona de protección en torno a la planta.
La central, la mayor de Europa, está situada en la región de Zaporiyia, una de las cuatro zonas cuya anexión por Rusia fue oficializada este miércoles por una ley. Las otras tres son las regiones de Lugansk y Donetsk en el este, y Jersón, en el sur.
Pese a la anexión de estos territorios, Moscú sufre serios reveses militares desde hace un mes. Un alto cargo del Parlamento ruso pidió a los militares que dejaran de “mentir” y dijeran la verdad sobre la evolución de la situación en Ucrania.
“Los informes del Ministerio de Defensa no cambian. El pueblo lo sabe. Nuestro pueblo no es tonto. Esto puede llevar a la pérdida de credibilidad”, dijo el presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara Baja, Andrei Kartapolov.
– “Desocupación de Lugansk” –
Kiev, en cambio, reivindica nuevas victorias, tanto en el sur como en el este del país, incluido Lugansk, hasta ahora controlada casi por completo por Rusia.
“Ahora es oficial. Comenzó la desocupación de la región de Lugansk”, declaró el miércoles el gobernador ucraniano, Serguéi Gaidai, en Telegram.
Ucrania ya había reivindicado el martes avances en el norte de la región de Jersón (sur). Además, casi toda la región de Járkov (noreste) está nuevamente bajo control ucraniano. Esto podría abrir la vía a la liberación de Lugansk, el bastión de los separatistas instalados por Moscú desde 2014.
El ejército ruso, por su parte, aseguró el miércoles haber bombardeado territorios cerca de Limán en las últimas 24 horas. La ciudad, situada en la región de Donetsk, fue recuperada el fin de semana por las tropas ucranianas.
En la región de Jersón, las fuerzas de Moscú “mantienen sus posiciones y repelan los ataques de las fuerzas enemigas superiores en números”, añadió.
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, prometió que Moscú recuperaría los territorios perdidos.
“Estos territorios estarán para siempre con Rusia, serán recuperados”, insistió.
Hace unos días, Putin juró que usaría todos los medios a su alcance para defender las zonas anexionadas, incluso mediante el uso de armas nucleares, pero ésto no ha detenido la contraofensiva ucraniana ni las entregas de armas occidentales.
El martes, el ejército ruso reconoció a medias sus derrotas al publicar mapas que ilustran los últimos éxitos de la contraofensiva ucraniana. Estos muestran que Rusia perdió toda una parte de la región norte de Jersón y que retrocedió en casi toda la orilla oriental del río Oskil, la última zona de la región de Járkov que aún controlaba.
– “Por lo menos hay silencio” –
Sin embargo, un funcionario de las autoridades de ocupación aseguró que la retirada rusa en el sur era táctica y temporal.
“El reagrupamiento en el frente en las condiciones actuales permite reunir fuerzas y asestar un golpe” a las tropas ucranianas, dijo Kirill Stremooussov a la agencia rusa Ria Novosti.
Aunque las autoridades rusas intentan minimizar estos reveses, los corresponsales de guerra de los medios de comunicación rusos recalcan su magnitud y muchos comentaristas pro-Kremlin critican al ejército ruso.
“No habrá buenas noticias en el futuro próximo. Ni desde el frente de Jersón, ni desde el frente de Lugansk”, comentó el martes en Telegram Alexandre Kots, del diario Komsomolskaïa Pravda.
En Limán, donde viajaron periodistas de AFP el miércoles, Tatiana Slavuta, de 62 años, no sabe si la “situación es mejor o peor” desde que Kiev recuperó la localidad. “Por lo menos ahora hay silencio y no bombardeos”, dice.
En el frente diplomático, la Unión Europea (UE) acordó el miércoles una nueva serie de sanciones contra entidades y personalidades rusas.
Por su parte, Moscú exigió participar en la investigación sobre las fugas del gasoducto Nord Stream, después de que Suecia, encargada de la investigación, bloqueara el acceso a la zona del supuesto sabotaje en el mar Báltico.
Moscú ha insinuado que Estados Unidos estaría detrás del saboteo de estos oleoductos, clave para el suministro energético de Europa, mientras que Occidente sospecha de Rusia.