Brasil entró este domingo en la recta final de la campaña, un duelo electoral de alto voltaje entre los archirrivales Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva que, según las encuestas, podría definirse ya en la primera vuelta del 2 de octubre en favor del exmandatario.
Aunque hay 11 candidatos en liza, la disputa por quién gobernará el gigante sudamericano hasta 2026 se concentra en el presidente ultraderechista Bolsonaro, que busca la reelección, y el favorito exmandatario de izquierda Lula (2003-2010).
“Precisamos conversar con las personas que están indecisas o que piensan no ir a votar”, dijo Lula este domingo durante un acto ante miles de seguidores en la escuela de samba Portela, en Rio de Janeiro.
Según el último sondeo de Datafolha, Lula reúne 47% de las intenciones de voto, frente a 33% de Bolsonaro, y podría vencer en primera vuelta si consigue más del 50% de los votos válidos (descontando nulos o en blanco).
“Las encuestas dicen que existe una posibilidad real de que Lula gane en la primera vuelta”, subraya Fernanda Magnotta, coordinadora de Relaciones Internacionales de la fundación FAAP, en Sao Paulo.
El exlíder sindical, que dejó la presidencia con una aprobación superior al 80% y volvió al ruedo político tras un período en prisión y con su imagen salpicada por el escándalo de corrupción Lava Jato, podría beneficiarse del “voto útil”, proveniente de electores de candidatos menos competitivos como el centroizquierdista Ciro Gomes, tercero en las encuestas (7%) y la centrista Simone Tebet (5%).
En los últimos días, Lula se ha granjeado una ola de apoyos: el expresidente Fernando Henrique Cardoso pidió a los brasileños votar “por la democracia”, en oposición implícita a Bolsonaro, y recibió el respaldo de su exministra de Medio Ambiente, Marina Silva, después de años distanciados.
Y políticos e intelectuales de América Latina pidieron en una carta abierta a Ciro Gomes que renuncie para facilitar la victoria de Lula.
Además del “voto útil”, Lula está enfocado en combatir la abstención, que en 2018 rondó el 20% en una elección que es obligatoria y considerada clave para definir si habrá segunda vuelta.
- “Idiota” y “ladrón” –
Lula, de 76 años, califica a Bolsonaro de “idiota” y asegura que volverá al poder para “arreglar el país”, citando constantemente los logros sociales de sus ochos años de gobierno.
“El gobierno de Lula fue muy bueno, mis hijos se graduaron en la Universidad, compré un automóvil, entre otras conquistas materiales. Quiero que vuelva para que sea como antes”, dijo a la AFP Sandra Chaves, una mujer negra de 60 años, en el acto de Rio este domingo.
Según la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria (Penssan), 33,1 millones de brasileños pasan hambre, un alza de 73% en los últimos dos años y pandemia de por medio.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército y exdiputado de 67 años, ha centrado su estrategia en la exaltación de las armas, los valores morales (“Dios, patria, familia”) y en ataques a su adversario, al que llama “ladrón”, en referencia a la condena por corrupción que, antes de ser anulada por la corte suprema debido a problemas procesales, lo mantuvo un año y medio preso y lo apartó de la elección en 2018.
Bolsonaro es respaldado por influyentes sectores como el evangélico, empresarial y agropecuario, pero enfrenta resistencias en el electorado femenino y entre los más pobres, que prefieren a Lula pese a la ayuda mensual de 600 reales (USD 114) distribuida desde agosto por el gobierno.
El presidente afirma que las encuestas, que lo muestran en desventaja incluso en un eventual segundo turno, mienten.
“Si Dios quiere, venceremos en primera vuelta”, insistió este domingo durante una transmisión en vivo por redes sociales.
“El otro lado no reúne al pueblo en la calle, ¿cómo va a ganar en primera vuelta? Me parece difícil… no, imposible. Y punto final”, agregó Bolsonaro, que prepara para la última semana caravanas de motocicletas por la región sudeste, que concentra más del 42% de los votantes del país.
- “No acepten provocaciones” –
Bolsonaro también ha cuestionado sin pruebas la fiabilidad del sistema de voto electrónico en Brasil, insinuando que podría haber fraude. Esto genera temores de que no reconozca una eventual derrota y se produzcan incidentes similares a los de Estados Unidos en 2021, cuando partidarios del expresidente Donald Trump invadieron el Capitolio.
En la que es considerada la elección más polarizada en décadas, 67,5% de los brasileños temen sufrir agresiones por motivos políticos, según un sondeo de Datafolha y el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP) publicado en septiembre.
En los últimos meses, al menos dos seguidores de Lula fueron asesinados por bolsonaristas tras discusiones por política, en casos de gran repercusión nacional.
“En esta última semana, les pido que no acepten provocaciones”, exhortó Lula en Rio.
Además de los actos de campaña, otro hito clave rumbo al domingo será el último debate, el próximo jueves, en la popular TV Globo.
Tras faltar al debate del sábado en la emisora SBT alegando problemas de agenda, Lula confirmó su presencia.
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