Los principales candidatos a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, que busca la reelección, y Luiz Inacio Lula Da Silva, se lanzaron ataques este sábado en mitines a una semana de las polarizadas elecciones del 2 de octubre.
La elección se definirá entre el ultraderechista y el expresidente de izquierda (2003-2010), que aparece favorito en las encuestas.
“¡El día 2 vamos a darle una paliza y vamos a ganar las elecciones en la primera vuelta!”, dijo Lula en el segundo de dos actos que realizó en la ciudad de Sao Paulo, que concentra la mayor cantidad de electores. “Es muy incompetente, no sabe gobernar”.
Lula, con 47% de la intención de voto en el último sondeo de Datafolha, descartó su participación en un debate televisivo este sábado, que le valió críticas de Bolsonaro y los otros candidatos minoritarios.
“La ausencia del expresidiario demuestra que no tiene ningún compromiso con la población”, dijo el presidente antes de comenzar el programa.
“Ladrón o no”
Ha sido una constante de Bolsonaro referirse a las condenas de Lula por el caso Lava Jato, cuyas sentencias fueron luego anuladas por la corte suprema por problemas procesales en medio de denuncias de parcialidad del juez Sergio Moro, que fue luego ministro del actual gobierno.
En un mitin previo al debate, en Campinas, 100 km al norte de Sao Paulo, Bolsonaro llamó a Lula “ladrón”.
“De este lado una persona que defiende la familia; del lado de allá, un ladrón que dice que los valores familiares son un retroceso”, zanjó el presidente.
“Me acusan de todo pero no me llaman corrupto”.
“Vamos a ver si es ladrón o no”, retrucó Lula más tarde. La familia de Bolsonaro ha sido señalada de irregularidades, que el mandatario desestima.
Lula dejó el poder con 80% de popularidad, pero su imagen se vio manchada por escándalos de corrupción que lo llevaron a la cárcel en una investigación que hoy día ha sido muy cuestionada.
“El pueblo brasileño no merece pasar lo que está pasando”, dijo recordando los logros sociales en sus ochos años de gobierno.
“Quiero probar que un metalúrgico (…) va a arreglar este país, y el pueblo va a volver a comer tres veces por día, los niños van a tomar desayuno, las personas van a dormir con la barriga llena y el trabajador va a volver a trabajar”, señaló.
Según la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria (Penssan), 33,1 millones de brasileños pasan hambre, un alza del 73% en los últimos dos años.
Bolsonaro, no obstante, insistió en el debate que Brasil “es un ejemplo para el mundo”, y afirmó que su gobierno está distribuyendo partidas de 600 reales (USD 114) mensuales para ayudar a las familias más pobres.
“Revolución sin tiros”
Bolsonaro acusó al izquierdista en Campinas de apoyar la legalización del aborto, las drogas y el control de armas.
“Vamos a hacer una revolución sin necesitar comprar un arma, sin dar un tiro. Nuestra revolución es comprando libros”, respondió el expresidente en un mitin más temprano en el barrio paulista de Grajaú.
El ultraderechista dijo que después de la elección “resolverá” la cuestión de las armas, en referencia a una decisión reciente de la corte suprema que suspendió varias de las facilidades implementadas por su gobierno para acceder a las armas, debido a un “riesgo de violencia política” durante la campaña.
Sé que “todos ustedes, si es preciso, darán sus vidas por la libertad. Repito: un pueblo armado no será esclavizado”, alertó el mandatario.