Venezuela. Danny comenzó a hablarle a sus hijos de reciclaje al participar en la construcción de un mural de tapas plásticas de 270 metros de longitud que lanza un poderoso mensaje en Venezuela, donde reutilizar desechos es una rareza.
Cerca de una tonelada de residuos plásticos se convierten en arte, en vez de basura, gracias a este mural al costado de una avenida en Guatire, una ciudad de unos 180.000 habitantes a 50 kilómetros de Caracas. Cientos de personas como Danny Serrano, un albañil de 43 años, han colaborado.
Danny ayuda a clasificar tapas de botellas plásticas por tamaños y colores y a pegarlas en la pared.
“Ahora veo una tapita, la agarro y la guardo”, comenta a la AFP este trabajador que usa una gorra cubierta de tapas plásticas. “Fabuloso, porque así no se desperdician, no daña la fauna, no daña los ríos, no daña la tierra”, remarca.
Inspirada en la tendencia “Upcycled Art”,’ que transforma desechos en arte, la obra es una de las creaciones propiciadas por artistas y organizaciones ambientales para llevar un mensaje de transformación en este país caribeño con escasa cultura del reciclaje.
Se han usado más de 300.000 tapas de botellas que “no van a ir al océano”, celebra Oscar Olivares, el artista que diseñó el mural, que busca un récord Guinness como el más largo en su tipo.
Cuatro guacamayas rojas en vuelo y un turpial, el ave nacional de Venezuela, son motivos estrella en la obra.
– “Cambio en los hábitos” –
“La idea es seguir expandiendo este tipo de obras, crear muchas más para que el reciclaje en Venezuela sea protagónico”, dice Olivares a la AFP.
La receptividad hacia “el mural ecológico más grande del mundo”, cuya construcción arrancó el 9 de agosto con la idea de inaugurarlo en noviembre, ha sido tal que sus promotores recibieron más de un millón de piezas.
“Estamos generando un cambio en los hábitos”, destaca Olivares, de 26 años, quien presentó en 2019 en Caracas el primer mural de tapas plásticas de Venezuela bajo el patrocinio de Ökospiri, una oenegé que impulsa el “Upcycled Art”.
Ökospiri construye una escuela de murales en la población costera de La Guaira, con desechos plásticos como protagonistas en su diseño.
Emocionada, Verónica se acercó al mural de Guatire con su esposo Pedro y sus hijos gemelos de 11 años, Ainoa y Juan Andrés, para pegar algunas tapas.
“¡Está quedando increíble!”, expresó.
– Microplásticos –
Entre 8 y 13 millones de toneladas métricas de plásticos terminan en los océanos cada año, según estimaciones de varios estudios.
Miles de voluntarios en todo el mundo recolectan montones de desechos durante el Día de las Playas, que se celebra el tercer fin de semana de septiembre. Conocido en Venezuela como “el hombre reciclaje”, Michelle Delgado, fundador del club Recyclers, es uno de ellos.
A Delgado le preocupa en especial el avance imperceptible de los “microplásticos” en las aguas: “Estamos consumiendo plástico en lo que comemos”.
“Lo que estamos tratando de hacer con esto es crear conciencia y evitar que todo ese plástico que está alrededor y en las orillas de la playa vaya directo al mar”, comenta Giojana García, compañera de Michelle en el club de reciclaje, mientras lo acompaña a recolectar basura en la playa Los Cocos, en La Guaira, a las afueras de Caracas.
En el galpón de una escuela en Caracas, este activista y sus compañeros, varios de ellos niños, organizan plásticos y otros materiales, algunos de los cuales son convertidos en ladrillos con los que esperan construir casas más adelante.
Allí es también centro de acopio de cientos de tapas plásticas que posteriormente donan a Ökospiri para sus murales.
Las iniciativas estatales para promover el reciclaje y la clasificación de desechos son muy limitadas en Venezuela, más allá de la colocación de contenedores especiales en algunas zonas. La basura se desborda en estos recipientes en el centro de Caracas.
“Puedes tener diez papeleras en una cuadra y aún así hemos observado que hay una botella de plástico (en el suelo) al lado de una papelera de reciclaje”, advierte Michelle, que aboga por una “conciencia ciudadana”.