Londres, Reino Unido |Sin concertarse, a veces con lágrimas en los ojos y un ramo de flores apretado contra el pecho, la multitud acudió el sábado ante el palacio de Saint-James en Londres esperando ver a Carlos III en la ceremonia de proclamación del nuevo rey.
“Tenemos la oportunidad de ver al nuevo rey… Espero que vendrá por aquí. ¡Prefiero verlo a escuchar la proclamación!” explica Nicola Parmar, de 49 años.
Visiblemente emocionada, la mujer cuenta que inicialmente vino del Yorkshire, donde vive, para ir al teatro con su madre, pero tuvo que cambiar sus planes al anunciarse la muerte de Isabel II
“Lo que me emociona es su dedicación, su lealtad hacia el país” dice refiriéndose al nuevo monarca y a su fallecida madre, con un ramo de violetas entre las manos.
Un automóvil con vidrios ahumados se acerca, y la mujer se interrumpe para intentar ver a sus ocupantes, igual que otros miles de personas congregadas en el lugar, que escrutan las llegadas.
“Nos encantaría verlo”. La inesperada salida el viernes de Carlos III para saludar al público frente al palacio de Buckingham ha animado a Sarah y Gerard Berdien, de 53 y 54 años.
Del nuevo monarca esperan sobre todo “la estabilidad”: “la reina siempre ha sido la reina. Espero que (Carlos III) no lo estropee. Ella no tuvo un solo escándalo en 70 años” dice Gerard.
“Buena suerte” Carlos III –
Entre “el coste de la vida, la guerra en Ucrania, la nueva primera ministra” Carlos III llega “en un momento muy difícil”, admite Malcom Tyndall, director de una organización caritativa en Londres, de 54 años.
Ha venido a desearle “buena suerte”, convencido de que será “diferente”. “No puede ser como su madre, ojalá cambie, pero de forma lo más suave posible”
Tras la ceremonia irá a depositar flores a Green Park por Isabel II. Igual que Dany Van Laanen, otro londinense que admite estar “sorprendentemente triste”
“He venido para darle ánimos a él, pero sobre todo para rendirle homenaje a ella. El desafío para Carlos es enorme. Espero que conseguirá modernizar la monarquía” dice.
Otros han llegado “por curiosidad” al evento, como Leendert Van Denberg, un holandés de 52 años.
“Es un momento histórico. ¡Ella fue reina durante 70 años!”
Luego añade: “Hay algo curioso: hace una semana nadie tomaba en serio a Carlos (…) ¡Y ahora estamos todos esperando su aparición!”, dice
Van Denberg vino de La Haya con un grupo de amigos para asistir a un partido de fútbol -anulado debido al luto nacional- y ahora han decidido seguir la ceremonia.
“Vinimos por el fútbol. Y ahora vamos a un funeral” se ríe su amigo Ronald Sarurdears, de 57 años.
Proclamación
De pronto, centenares de teléfonos móviles son elevados por brazos al aire. Algunas notas de trompeta anuncian la inminencia de la lectura de la proclamación del rey
Se impone de inmediato un silencio total y, atenta, la muchedumbre escucha el texto leído durante apenas dos minutos.
Luego, un grito: “God save the King” (Que dios guarde al rey) inmediatamente coreado al unísono por los miles de curiosos congregados desde hace una hora. A lo lejos resuenan cañonazos
Y todos entonan, solemnes, el himno nacional, por primera vez con “God save the King”, y no ya la reina, antes de aplaudir. “¡Hip, Hip, Hurra!” gritan algunos.