París, Francia. La ciudad de París introdujo el jueves tasas para el estacionamiento de motocicletas y scooters en la capital, salvo si son eléctricos, provocando la indignación y desafío de los motoristas.
Los conductores de los vehículos motorizados de dos ruedas podían hasta ahora aparcar de forma gratuita, pero las autoridades locales consideran necesaria la medida para limitar el ruido y la contaminación atmosférica.
Los motoristas que aparquen en el centro de la capital tendrán que pagar unos tres dólares por hora y unos dos dólares en los barrios periféricos, por una estancia máxima de seis horas.
Los residentes en la capital tienen un precio más barato, al igual que algunos comercios. Las motos eléctricas pueden seguir aparcando gratis, una medida para impulsar un transporte menos contaminante.
Las multas por incumplimiento van desde los 25 dólares hasta los 135 si la moto está aparcada fuera de un espacio designado. La Alcaldía de París encargó a dos empresas realizar 2.000 controles diarios.
Pero el jueves, los motoristas que hablaron con AFP expresaron sus reticencias a aplicar la medida. “Llega un momento en el que hay que decir no y jugar un poco con las reglas”, dijo Dominique Gavaud.
El hombre aparcó su moto en un lugar reservado a los ciclistas sin poner dinero en el parquímetro. “Es difícil encontrar un sitio legal, así que no tengo otra opción. Si me ponen una multa, la pagaré”, agregó.
El ecologista David Belliard, teniente de alcalde de París y encargado de la movilidad, reconoció en declaraciones a AFP que las nuevas normas eran “difíciles”, pero que también eran necesarias.
“Teníamos que dejar de hacer una excepción con los scooters y las motos”, explicó Belliard, quien espera que los motoristas utilicen plazas de aparcamiento subterráneo y se liberen así espacios públicos.
La Federación Francesa de Motociclistas Cabreados (FFMC) criticó una medida que discrimina a los “pobres que viven en los suburbios”, porque no se puede esperar que “se desplacen 40 kilómetros en bicicleta”.
Cada año París pierde 12.000 habitantes, que se instalan en la periferia o en otras regiones huyendo de la contaminación, el ruido, el atestado transporte público y el exorbitante precio del metro cuadrado.
Para reducir el número de automóviles y respirar mejor, el ayuntamiento ha adoptado otras medidas como reducir la velocidad a 30 km/h en la mayoría de calles y ampliar los carriles para bicicletas.