Los futuros del maíz, una proyección cotizable de la producción de grano, lograron un máximo de precio histórico en Estados Unidos esta semana como consecuencia de cosechas deterioradas por un clima adverso.La Bolsa de Comercio de Chicago registró un aumento del 5,3% para los futuros del maíz, que alcanzó unos 6,62 dólares por unidad de medida bushel (alrededor de 25,4 kilogramos), el punto más alto desde la última semana de junio.En un momento en que los precios del grano mundial se han visto afectados por el conflicto entre Ucrania y Rusia, dos de los principales productores y exportadores de alimentos del mundo, ¿qué consecuencias tiene para los mercados internacionales este disparo de costos en Estados Unidos?Sputnik conversó con el doctor en economía Moritz Cruz Blanco, egresado de la Universidad de Manchester e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, para responder esta pregunta.
Más presión inflacionaria a nivel mundial
El fuerte intercambio comercial entre México y Estados Unidos no será el único afectado con este aumento en los precios del maíz, advierte el especialista, sino que el impacto tiene alcance mundial.Estados Unidos, recuerda Cruz Blanco, es el productor más importante de maíz en el mundo, seguido de China, Brasil y la Unión Europea en su conjunto, de acuerdo con análisis de mercado de la plataforma Statista, por lo que modificaciones en sus cosechas determinan el precio en una dimensión planetaria.”Va a ser un factor que no va a ayudar a que se controle la inflación, de que se disminuya en el caso de México por la vía de los alimentos en particular, que ha sido el problema fundamental que hemos registrado”, apunta.
“Más o menos la mitad de toda la inflación es atribuible a alimentos”, subraya, en un escenario donde el país latinoamericano importa varios de los productos básicos de su canasta esencial y figura como el segundo comprador mundial del maíz estadounidense, sólo superado por China, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
El problema histórico de la dependencia agraria
México ha empezado a avanzar hacia la autonomía alimentaria con el programa lanzado por el Gobierno federal contra la carestía y la inflación, considera el doctor en economía, con el que se busca contener el aumento de precios de los productos de la canasta básica en beneficio de los consumidores.”Se empezaron a dar los primeros pasos en la dirección correcta, sobre todo al proponer el apoyo a la producción, más que el control de precios por parte de algunos productos, también de alimentos, por ejemplo, se propuso subsidiar los fertilizantes”, distingue Cruz Blanco.Sin embargo, matiza, estas medidas sólo pueden ser consideradas iniciales y todavía faltará tiempo para ver los resultados. El ritmo mismo de los cultivos hace que estos efectos no puedan notarse en el corto plazo, recuerda, pero existen ya las maniobras.”Lo que se requiere es una política agraria fuerte que permita, precisamente, lograr la autonomía no solamente del maíz sino de todos los alimentos que importa […], requiere obviamente ingresos públicos para ponerla en marcha, por todo lo que implica, y además requiere que se haga en el marco de los acuerdos comerciales que tiene México”, apunta el doctor en economía.
Uno de los desafíos es sortear las limitantes establecidas en acuerdos como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, apunta el investigador de la UNAM, mediante la búsqueda de zonas grises, pues el enlace comercial impide otorgar estímulos fiscales, subsidiar algunas áreas o proteger productos mediante tarifas y otras dinámicas.”Todo eso es un serio impedimento para hacer una política, en este caso agraria, en plena ejecución”, critica.”Digamos que es una de las herencias negras de los tratados, de este tratado comercial y del modelo que prevaleció durante cuarenta años”, apunta en torno al esquema neoliberal que en México impulsó el presidente Miguel De la Madrid, gobernante entre 1982 y 1988.
El TLCAN, gestor de la crisis del campo mexicano
El T-MEC no sólo no tiene posibilidades de aliviar las condiciones del campo mexicano, sino que no modifica en lo sustancial las condiciones agrarias de México que estableció su antecedente, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), considera el investigador.Entonces, responsabiliza al TLCAN de la dependencia alimentaria de México “porque se ha desmantelado el sector agrario en dos vías, obviamente primero deshacerte de la política agraria y segundo no incentivar la producción de productos que son exportables y que dan más y que no se producen en Estados Unidos, como las fresas, todos estos alimentos o frutos que son bienvenidos en ese país”.
“El tratado ha sido el artífice y el T-MEC no ha hecho sino mantenerlo, no lo agrava, pero lo mantiene”, sintetiza Cruz Blanco.Entonces, mientras no se priorice una política agraria en favor de los intereses de México que sortee los márgenes del T-MEC con imaginación en su diseño de estrategias, la situación no cambiará, estima el economista.
Fuente: Spunik