La espectacular muerte a principios de agosto en el noroeste de Italia de una cincuentena de vacas envenenadas por plantas jóvenes de sorgo ha sido causada al parecer por la sequía que afecta al país, explicó este jueves un científico a AFP.
El 6 de agosto, 50 vacas de raza piamontesa en una finca de Sommariva del Bosco, cerca de Turín, en la región piamontesa, sufrieron una intoxicación aguda con durrina, un agente que causa el envenenamiento del ganado por cianuro de hidrógeno y presente de forma natural en plantas jóvenes de sorgo.
“Sospechamos que la sequía es la responsable de la gran cantidad de durrina descubierta en las plantas de sorgo”, explicó a AFP Stefano Giantin, veterinario del Instituto Zooprofiláctico Experimental de Piamonte, Liguria y Val d’Aosta.
El sorgo puede ocasionalmente producir toxicidad por el ácido cianhídrico que produce la durrina y como la cantidad de durrina es muy alta en los primeros estadios de crecimiento de la planta, su toxicidad es elevada.
La muerte del animal se produce en los 15 a 30 minutos posteriores a su ingestión, con trastornos respiratorios, nerviosos y musculares, acompañados de temblores y convulsiones.
La durrina es además un medio de autodefensa contra los insectos herbívoros: cuando se hidroliza en el estómago de los rumiantes, libera cianuro de hidrógeno.
“Normalmente, no conduce a la muerte”, subraya Giantin.
Sin embargo, en las plantas de sorgo de Sommariva del Bosco los análisis registraron que la concentración de durrina ascendía a 10.717 mg/kg, una cantidad considerada “muy anormal” por Giantin.
Una cifra elevada debido al estrés hídrico, es decir a la sequía que afecta a Italia y a Europa en general, según los primeros análisis.
En los animales que murieron en Sommariva, la cantidad de cianuro de hidrógeno era superior a 900 mg/kg, mientras que una dosis superior a 700 mg/kg se considera fatal para el ganado.
La única forma de prevenir la muerte de esos animales es inyectarles rápidamente tiosulfato de sodio, que tiene como efecto el de neutralizar el cianuro.
Ese antídoto permitió salvar a una treintena de cabezas de ganado el 11 de agosto, cuando en tres granjas de Piamonte se registró el mismo fenómeno, lo que provocó la muerte de 14 vacas.