El papa Francisco celebró este jueves otra misa de reconciliación en el santuario católico más antiguo de Norteamérica, la Basílica de Sainte Anne de Beaupré, con la que pretende restablecer la relación de la Iglesia con los pueblos indígenas.
El pontífice saludó desde el papamóvil a las miles de personas, muchas de ellas indígenas, que asistieron a su llegada al santuario de Sainte Anne de Beaupré, 30 kilómetros al este de la ciudad de Quebec.
Al inicio de la misa, justo delante del altar y a pocos metros del papa Francisco, los manifestantes desplegaron un cartel en el que se leía: “Derogación de la doctrina”, en referencia a la “doctrina del descubrimiento”, los edictos papales del siglo XV que autorizaban a las potencias europeas a colonizar tierras y pueblos no cristianos.
La pancarta estaba en el lado que daba la espalda al Papa y se retiró poco tiempo después.
Muchos indígenas, aunque califican el viaje del papa como histórico, también piensan que la Iglesia todavía tiene mucho por hacer.
Desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990, el gobierno de Canadá envió a unos 150.000 niños a 139 internados dirigidos por la Iglesia, donde se les separó de sus familias, su lengua y su cultura como parte de política fallida de asimilación.
Muchos sufrieron abusos físicos y sexuales, y se cree que miles murieron de enfermedades, desnutrición o abandono.
Francisco se disculpó por los abusos al comenzar su viaje el lunes, una petición de perdón que para muchos indígenas ha sido abrumadora.
Durante la misa en Sainte Anne de Beaupré, el Papa aseguró que la Iglesia se planteaba “preguntas candentes (…) en su difícil y exigente camino de sanación y reconciliación”.
“Al enfrentarnos al escándalo del mal y al Cuerpo de Cristo herido en la carne de nuestros hermanos y hermanas indígenas, también nosotros hemos experimentado una profunda consternación; también nosotros sentimos el peso del fracaso”.
Dijo.
“¿Por qué ha ocurrido todo esto? ¿Cómo pudo pasar tal cosa en la comunidad de los que siguen a Jesús?”.
Añadió.
Por la tarde, el pontífice pronunciará una homilía en la catedral de Notre Dame de Quebec y el viernes, última jornada de su viaje de seis días, hará una parada en Iqaluit, en el territorio ártico de Nunavut.
La provincia francófona de Quebec es la que cuenta con el mayor número de católicos de Canadá, pero la asistencia ha sido menor de lo esperado desde el inicio de la visita, en un contexto de una Iglesia en declive.