Naciones Unidas, Estados Unidos |Brasil, en nombre de un grupo de países del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, manifestó este jueves su “preocupación” por la situación de mujeres y jóvenes en Haití, víctimas crecientes de abusos y esclavitud sexual por parte de las pandillas criminales que operan en el país caribeño.
El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, en visita oficial de dos días a Nueva York, se hizo eco en una declaración, antes de entrar a una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad, de “los alarmantes informes sobre violaciones y esclavitud sexual” en los barrios de la capital haitiana controlados por bandas criminales.
“Estos crímenes deleznables, que afectan mayormente a mujeres y jóvenes de todas las edades, así como a hombres y chicos, se utilizan intencionalmente para causar miedo y desplazamientos forzados”, dijo en una declaración en inglés.
Mourao estuvo flanqueado por los representantes del Grupo de Compromisos Conjuntos sobre Mujeres, Paz y Seguridad sobre la Situación en Haití, integrado por Irlanda, Noruega, Francia, Reino Unido, México, Kenia, Albania y Emiratos Árabes Unidos, además de Brasil.
Aunque el miedo a represalias, el sentimiento de culpabilidad y el estigma hace que muchas víctimas no denuncien, lo que dificulta saber las “verdaderas dimensiones del problema”, Mourao aseguró que el grupo de países apoya “la acción urgente amplia” de la comunidad internacional a los esfuerzos de las autoridades haitianas para reforzar la legislación y las respuestas legales.
Con este fin, pidió reforzar la Oficina Integrada de la ONU en Haití (BINUH, por sus siglas en inglés) para ayudar a las autoridades haitianas.
En su campaña para integrar el Consejo de Seguridad, Brasil, que preside este foro en julio, fijó como una de sus prioridades promover la participación plena e igualitaria de las mujeres en procesos de paz y consolidación de la paz, así como prevenir y combatir la violencia sexual en situaciones de conflicto.
El Consejo de Seguridad adoptó la semana pasada una resolución impulsada por Estados Unidos y México que pide a los estados miembros prohibir la transferencia de armas ligeras a las bandas criminales en Haití, aunque no llegó a decidir un embargo total, como exigía China.
Haití, el país más pobre de la región, vive una inseguridad creciente agravada por la persistente violencia de las pandillas en la capital y en otras ciudades del país, que se suma ahora al bloqueo que ejercen en tres de las principales terminales petroleras del país, que está produciendo escasez de combustible y electricidad.
Casi la mitad de los 11 millones de haitianos padecen inseguridad alimentaria, incluidos 1,3 millones que están al borde de la inanición, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.