Los desechos alimenticios que atraen a los osos polares hacia comunidades humanas ponen a esos animales en peligro, advirtieron el miércoles científicos y defensores del medio ambiente.
La invasión de una localidad rusa aislada por decenas de voraces osos polares hace tres años ocupó las primeras páginas de la prensa mundial, con imágenes de grupos de animales comiendo desechos en un basurero a cielo abierto.
Es uno de los múltiples incidentes que muestra la amenaza representada por los desechos alimenticios para esos animales en peligro, según científicos y defensores del medio ambiente.
Los osos polares están gravemente amenazados por el cambio climático. La región ártica se calienta tres veces más rápido que el promedio mundial, lo que significa que hay menos capa de hielo, zona de caza preferida por estos animales.
“Asistimos a un aumento lento y regular de las interacciones negativas entre el hombre y el oso polar, alimentado en gran parte por la disminución de la corteza polar, que saca más osos polares hacia las costas durante más largos periodos y múltiples lugares”, declaró Geoff York, director principal de conservación de la ONG Polar Bears International.
En este nuevo análisis, los investigadores examinaron cómo los alimentos desechados especialmente en basureros atraen a los osos polares hacia las comunidades humanas y los pone en peligro. Y “sabemos gracias al mundo de osos cafés y negros de Europa y Norteamérica, que los basureros son un enorme problema” para ellos, señaló.
En Kaktovik, Alaska, el sitio protegido para descarga de desechos de restos de ballenas boreales, que la comunidad inupiat caza por tradición, atrae cada otoño hasta 90 osos polares provenientes de un radio de 160 kilómetros.
Según los autores, las escenas espectaculares que se vieron en el pueblo ruso de Belushya Guba en 2019, donde más de 50 osos fueron atraídos por un basurero abierto un año que hubo menos capa polar, es un ejemplo extremo de lo que puede ocurrir cuando los sitios no estén protegidos por medidas de seguridad.
“El alimento humano es un enorme problema para los osos”, declaró York, quien escribió de manera conjunta el informe publicado en la revista de conservación Oryx. “La situación puede agravarse si no se enfrenta el problema”, añadió.