Seúl, Corea del Sur. La Marcha del Orgullo volvió a recorrer el sábado las calles de Seúl, capital de Corea del Sur, tras dos años de pausa por la pandemia de coronavirus, entre banderas arcoíris y manifestaciones de grupos conservadores.
Miles de personas, bailando con música pop a todo volumen, desafiaron la lluvia torrencial en Seúl, acompañados de un importante cordón policial para mantener separados a los participantes de los manifestantes conservadores, en su mayoría cristianos.
Un activista, que dijo a la AFP que se llamaba Joy, explicó que “la sociedad surcoreana todavía tiene un largo camino que hacer” en el reconocimiento de los derechos LGTBQ+.
“Vivimos una situación en la que se niega nuestra existencia”.
Añadió.
El matrimonio de personas del mismo sexo sigue siendo ilegal en Corea del Sur, y los activistas insisten en la necesidad de regular la discriminación por la orientación sexual.
Encaramados a andamios a lo largo de la Marcha, manifestantes contrarios al Orgullo (algunos vestidos de manera militar) desplegaron carteles con consignas en inglés como “Homosexuality is Sin” (“La homosexualidad es pecado” y “No!! Same-Sex Marriage” (“Matrimonio de [personas del] mismo sexo ¡No!”)
La homosexualidad “está mal. Trae corrupción moral y desorden social. No podemos dejar que exista en Corea del Sur”, dijo Hong Sung-bo, un manifestante.