Tegucigalpa, Honduras |Un hijo del expresidente hondureño Pofirio Lobo fue acribillado la madrugada de este jueves junto a otras tres personas cuando salían de una discoteca en Tegucigalpa, informaron el exgobernante y las autoridades.
Desconocidos fuertemente armados “bajaron a los jóvenes de dos carros”, incluyendo a Said Lobo, de 23 años, y los asesinaron, en un episodio que “fue prácticamente como un operativo” como los que hace la policía, relató el expresidente a medios locales.
El ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, expresó sus “condolencia a las familias, en especial al expresidente Lobo, y de los otros hondureños que perdieron la vida” en el crimen múltiple.
En videos transmitidos por el canal de televisión HCH se observa que desconocidos que se cubrían con pasamontañas interceptan un vehículo negro en la salida del estacionamiento del edificio y se bajan con armas largas.
Cuando el conductor de uno de los vehículos paga por la ventanilla el estacionamiento, los encapuchados lo bajan a él y a su acompañante y los ponen contra la pared apuntándoles. No se ve cuando les disparan.
Los cuerpos quedaron tirados en el piso. Uno de los asaltantes cae herido y un compinche lo auxilia para llevárselo. El expresidente Lobo dijo que un motorista de su hijo logró disparar a los agresores.
“A mi otro hijo [Luis] no le pasó nada porque él venía manejando en otro carro”, agregó.
Otro de los muertos es sobrino de la esposa del general retirado Romeo Vásquez, quien encabezó el golpe de Estado contra el expresidente Manuel Zelaya en 2009.
Vásquez dijo que los cuatro jóvenes eran amigos que vivían en el departamento de Olancho (este) y se trasladaron a Tegucigalpa.
Los jóvenes llegaron a la capital para asistir a un concierto en la discoteca, según informes de la prensa local.
Según el presidente del no gubernamental Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh), Hugo Maldonado, 111 personas han perdido la vida en 20 masacres en lo que va del año en Honduras.
El expresidente Lobo tiene a otro de sus hijos, Fabio, preso condenado a 24 años de cárcel por narcotráfico en Estados Unidos y su esposa, Rosa Bonilla, también está presa en una cárcel de mujeres cerca de Tegucigalpa, condenada por corrupción cuando fungió como primera dama.