Burdeos, Francia |Después de España y Portugal, una ola de calor extremo se abatía este miércoles en Francia, la segunda en apenas un mes, con temperaturas superiores a los 30ºC en gran parte del país e incendios forestales.
La ola de calor que se instaló en Europa occidental “afecta principalmente a España y Portugal, pero está previsto que se intensifique y extienda”, declaró en Ginebra Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial.
Estas temperaturas extremas producen “sequías” e impactan a los “glaciares en los Alpes”, advirtió la vocera, una semana después del desprendimiento de una parte del glaciar italiano de la Marmolada, que dejó once muertos.
En Francia, la ola de calor durará al menos hasta inicios de la próxima semana. En el suroeste del país se esperan temperaturas de hasta 39 ºC.
Dos incendios, activos desde el martes, calcinaron ya 1.700 hectáreas de bosques en la región de Burdeos (suroeste). El mayor destruyó 1.000 hectáreas de pinos cerca de Landiras, a unos 40 kilómetros de Burdeos.
El segundo se declaró cerca de la turística Duna de Pilat, situada en la bahía de Arcachon. Las llamas, que consumieron unas 700 hectáreas de viejos pinos, obligaron a evacuar a unos 6.000 campistas de forma preventiva.
El miércoles el fuego seguía activo, según los bomberos.
La primera ministra, Elisabeth Borne, urgió a su gobierno a movilizarse frente al “rápido impacto” del calor “en la salud de la población, en particular de los más vulnerables”.
Un muerto en incendio en Portugal
Con el mercurio por encima de los 40°C, Portugal seguían sufriendo este miércoles un calor agobiante.
Una persona murió en un incendio en la región de Aveiro (norte), según los servicios de emergencia, que llevan varios días movilizados.
El centro del país, presa de las llamas desde hace varios días, sigue siendo la zona más afectada por los incendios forestales, que volvieron a activarse el martes por la tarde debido al calor y el viento.
El miércoles por la mañana, cuatro grandes incendios movilizaban a más de 1.500 bomberos en los municipios de Leiria, Pombal y Ourém, situados en la confluencia de los distritos de Leiria y Santarém, a poco más de 100 kilómetros de Lisboa.
“Las previsiones meteorológicas para los próximos días siguen siendo extremadamente preocupantes por el riesgo de incendios”, dijo el martes el primer ministro Antonio Costa.
Temperaturas “sofocantes”
En España, la casi totalidad del país se encontraba este miércoles bajo alerta por sofocantes temperaturas de hasta 44 ºC.
El fenómeno meteorológico, que comenzó el fin de semana pasado y se extenderá al menos hasta el domingo, se traducirá esta jornada en temperaturas “sofocantes” en el conjunto del país, con regiones como Andalucía (sur), Extremadura (suroeste) o Galicia (noroeste) bajo alerta roja, la máxima, advirtió la Aemet.
Salvo el archipiélago atlántico de Canarias, todas las otras regiones españolas fueron colocadas bajo alertas de diversos niveles por el calor.
El martes, una temperatura máxima de 43,9 °C se registró en Mérida, ciudad en Extremadura, cerca de Portugal. Pero esa cifra debe superarse este miércoles, con 44 ºC esperados en Badajoz (Extremadura) o Córdoba (Andalucía).
En principio no se batirá el récord absoluto en España, de 47,4 ºC, registrados en agosto de 2021 en Montoro, cerca de Córdoba.
Al menos 3.500 hectáreas ardieron en una zona montañosa ubicada entre Extremadura y Castilla y León por un incendio que logró ser estabilizado por los bomberos, que batallaron contra las llamas toda la noche, informaron las autoridades regionales.
Al noroeste de Madrid, unas 500 personas fueron evacuadas preventivamente por otro fuego, también en vías de ser controlado.
Incluyendo el actual, España ha sufrido cinco episodios de temperaturas excepcionales en poco menos de un año. El mayo pasado fue el quinto mes del año más caluroso desde que comenzó el siglo.
En el Reino Unido, el servicio meteorológico emitió un aviso naranja ante una “ola de calor extrema” a partir del domingo, con temperaturas superiores a los 35 ºC.
La compañía de agua instó a los británicos a ahorrar hasta la última gota, lo que incluye calentar sólo lo estrictamente necesario para su taza de té.