Madrid, España. Cientos de miles de personas participaron el sábado en Madrid en la Marcha del Orgullo, con eslóganes contra los “discursos de odio”, tras dos años de restricciones por la pandemia.
El evento, que contó con la presencia de varios ministros de la coalición de izquierda en el poder, fue retransmitido por primera vez en directo por la televisión pública.
Entre banderas arcoirís (símbolo de la comunidad LGTB+: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, queer y otros), los manifestantes caminaron tras una pancarta con el eslogan de esta edición: “Visibilidad, Orgullo y Resiliencia”.
Entre ritmos de percusión brasileña y música tecno, muchos llevaban el torso descubierto o pistolas de agua para luchar contra las altas temperaturas.
“Echaba mucho de menos esto, el ambiente es genial”, dijo a la AFP Víctor Romero Fernández, un profesor de Madrid de 38 años, que vino con unos amigos. “Se nota que había muchas ganas de fiesta, después de tanto tiempo”.
Me gusta ver las calles llenas de nuevo” pero el desfile “debería ser más reivindicativo de los derechos, se ha transformado en una gran fiesta, con carrozas de discotecas, es un grande negocio.
Comentó Miguel Ángel Alfonso, un funcionario de 44 años.
La homosexualidad fue despenalizada en España en 1978, tres años después de la muerte del dictador Francisco Franco. Desde entonces, el país se convirtió en uno de los más tolerantes del mundo y autorizó el matrimonio homosexual y la adopción por personas del mismo sexo en 2005.
Sin embargo, sigue siendo “importante” dar “visibilidad” a las personas homosexuales, destacó antes del desfile la Federación Española FELGTBI+, que criticó el aumento de los “discursos de odio”.
Unos discursos que están “socavando los cimientos de la convivencia social” y “poniendo en peligro los avances logrados hasta la fecha”, según esta organización, que aprovechó la marcha para mostrar su apoyo al proyecto de ley “Trans” del gobierno.
El texto, que será estudiado en el Parlamento en los próximos meses, permitirá a una persona cambiar de nombre y género en los documentos de identidad a partir de los 16 años, con una simple gestión.
Si se adopta, España se convertirá en uno de los pocos países que autorizan la autodeterminación de género.