Sigifredo Noriega, obispo del estado mexicano de Zacatecas (norte), azotado por una guerra entre narcotraficantes, propuso un “pacto social” integrado incluso por “malhechores”, en un momento en que la iglesia critica cada vez más la estrategia del gobierno frente al crimen organizado.
“Yo he estado hablando de la necesidad de un pacto social. No es un pacto simplemente con las personas que están haciendo el mal, sino un pacto con toda la sociedad e incluso que los malhechores pudieran entrar de alguna manera”, dijo el religioso al diario Milenio.
Noriega fue retenido por un grupo armado hace unos días en un retén cuando viajaba al vecino Estado de Jalisco. “Lo que me llamó la atención es que no era ni Guardia Nacional, ni Ejército, eran personas de uno de los grupos delictivos”, explicó a la prensa local.
Las criticas del religioso hacia la estrategia de seguridad del Gobierno se intensificaron después de que el pasado 27 de junio dos sacerdotes jesuitas fueran asesinados dentro de una iglesia en una apartada comunidad indígena del estado de Chihuahua (norte).
La Conferencia del Episcopado Mexicano pidió el lunes en un comunicado “no más violencia”.
“Nuestra apuesta es por el diálogo para construir un camino de justicia y reconciliación que nos lleve a la paz. Queremos abrir horizontes de diálogo para construir la paz”, apuntó el episcopado.
En su habitual conferencia de matutina, el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, expresó su apoyo a la propuesta de “perdón” de la Iglesia, pero aclaró que su gobierno “no negocia” con delincuentes.
México es golpeado por una espiral de violencia que deja unos 340.000 muertos desde 2006, cuando fue desplegada una polémica ofensiva antidrogas con participación de militares.
La mayoría de esas muertes son atribuidas a bandas del crimen organizado involucradas en delitos como narcotráfico, robo de combustible, secuestro y extorsión, entre otros.