Madrid, España. Seis meses después de la entrada en vigor de la reforma laboral, los contratos precarios están en claro retroceso en España, un país donde eran históricamente elevados.
El fenómeno es un balón de oxígeno para el gobierno de izquierdas, en un contexto económico muy delicado.
Unos datos “históricos” que anuncian “un cambio de paradigma”, dijo la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sobre los datos de desempleo difundidos este lunes, y que muestran un retroceso en junio por sexto mes consecutivo.
Unos 2,88 millones de personas buscaban trabajo a finales de junio, en comparación con los 2,92 de un mes antes, la cifra más baja desde los inicios de la crisis financiera de finales de 2008.
En total, se firmaron 783.595 contratos de duración indefinida. Ello representa el 44,3% de los nuevos empleos, cuando en general en esta época eran el 10%, por la abundancia de contratos temporales en el turismo y la agricultura.
“Tenemos más de 740.000 afiliados a la seguridad social con contratos indefinidos que antes de la pandemia”, se congratuló el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez.
Ese “cambio de paradigma en la contratación de carácter indefinido” muestra “nítidamente el efecto de la reforma laboral”, aunque “queda aún mucho por hacer”, insistió Yolanda Díaz, líder del sector de extrema izquierda del ejecutivo de coalición.
– “Contratos basura” –
Esta reforma, destinada a combatir el abuso del empleo precario, entró en vigor el 1 de enero en el marco de un acuerdo sellado con la patronal y los sindicatos.
Aprobada en el último momento gracias al error de voto de un diputado de derechas, convertía el contrato indefinido “en la norma, y no en la excepción” y dificultaba el encadenamiento de contratos cortos, calificados de “contratos basura” por los sindicatos.
Esta reforma “la pedía Bruselas”, explicó Carlos Victoria, profesor en la escuela de negocios Esade, después de que muchas empresas españolas adquirieran la costumbre de “cubrir puestos estructurales con contratos temporales”.
Según Eurostat, hasta casi el 22% de los empleados españoles tenían un contrato de duración temporal antes de la pandemia de covid-19, frente al 14,4% de media en la UE.
Esta situación, favorecida por una ley aprobada en 2012 por el anterior gobierno conservador para impulsar el empleo tras la crisis financiera, es vista por muchos economistas como uno de los principales puntos negros del mercado laboral español.
– “Una realidad maquillada” –
¿Acabará esta reforma definitivamente con esta precariedad?
Para el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), “los resultados obtenidos durante el primer semestre del año confirman que la nueva Reforma Laboral se está mostrando eficaz a la hora de mejorar la calidad del empleo”.
Pero la Unión Sindical Obrera (USO) matiza que el 60% de los contratos indefinidos firmados en junio “son a jornada parcial o fijos discontinuos”, una figura, esta última, que permite que un trabajador tenga un contrato sin fecha de vencimiento, pero que se traduce en un trabajo y un salario solo determinados meses al año.
“Los fijos discontinuos son los nuevos temporales de constantes bajas y altas, pervirtiendo por completo” los datos, dijo, en un comunicado, el secretario general de USO, Joaquín Pérez.
“Hay una realidad que está maquillada”, dijo, en la misma línea, la número dos del Partido Popular (derecha), Cuca Gamarra, que acusó el lunes al gobierno de presentar “como contratos indefinidos contratos que en su esencia no lo son”.
El alza de los contratos discontinuos no es, sin embargo, más que una parte de los nuevos contratos indefinidos, dijo César Victoria, para quien “hay una creación neta de empleo indefinido” y una “mayor protección, e incluso una mayor estabilidad”, para los trabajadores temporales.
Nada indica, sin embargo, que la tendencia vaya a continuar en los próximos meses. “Nos encontramos en un periodo de altísima incertidumbre” económica, con mucha inflación, recordó este economista.