Castillo de Elmau, Alemania. Al convidar a cinco países emergentes, entre ellos Argentina o los gigantes sudafricano e indio expuestos a los riesgos de la crisis alimentaria, el G7, reunido en Baviera, quiere ampliar el frente de las democracias ante Rusia y China.
Los dirigentes de Argentina, India, Senegal, Indonesia y Sudáfrica, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se sumaron el lunes por la tarde a las conversaciones, en el castillo de Elmau, al pie de los Alpes bávaros.
Para el anfitrión de la cumbre, el canciller alemán Olaf Scholz, esta invitación debe mostrar que la “comunidad de democracias” no se reduce a “Occidente y a los países del hemisferio norte”.
“Las democracias del futuro están en Asia y África” dijo el dirigente alemán, antes de la cumbre.
En un G7 dominado por la guerra de Rusia contra Ucrania, pero también por las crisis climática y alimentaria, “dialogar con estos países esenciales” que tienen “roles de líderes regionales” es algo “positivo”, explicó a AFP Thorsten Brenner, director del centro de análisis Global Public Policy Institute (GPPI).
– Países cortejados –
“El G7 debe hacer comprender que aunque es la guerra de Rusia y no las sanciones lo que contribuye a los problemas de seguridad alimentaria mundial, Occidente de su lado debe asumir la responsabilidad de hacer avanzar la seguridad alimentaria en los países más vulnerables”, añadió Brenner.
Por la mañana, el G7 lanzó un nuevo llamado a Rusia para que permita la “libre circulación” de los bienes procedentes de Ucrania.
Pero esta invitación a países que suman más de 1.700 millones de habitantes, obedece a otros desafíos estratégicos, cinco meses después de la invasión rusa a Ucrania.
El G7 quiere en efecto atraer a su campo a India, Senegal y Sudáfrica, que se abstuvieron durante el voto de una resolución de la ONU condenando el ataque ruso.
Estos países son también cortejados por Vladimir Putin, que abogó el 22 de junio por un refuerzo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y un mayor vínculo con países de Asia, África y América Latina.
Por ello Rusia está “reorientando de forma activa sus flujos comerciales y sus contactos económicos exteriores con aliados internacionales fiables, ante todo con los países de los Brics”, había asegurado Putin, que citó como ejemplo “conversaciones para la apertura de cadenas de tiendas indias en Rusia”.
India por su lado busca un equilibrio difícil entre las relaciones que tiene con Occidente, por un lado, y por el otro con Rusia, que le proporciona gran parte de sus necesidades en armas y en energía, todo ello en un contexto de rivalidad entre Nueva Delhi y Pekín.
— Miradas diferentes —-
India, Senegal y Sudáfrica agregaron su firma a una declaración del G7 sobre los valores democráticos, que busca especialmente hacer “respetar la integridad territorial y la soberanía de otros Estados” al mismo tiempo que se opone a “la amenaza o al recurso a la fuerza”.
“Sobre la guerra en Ucrania, tenemos miradas diferentes, lo sabemos todos, por eso es importante que hablemos juntos y que intercambiemos nuestros puntos de vista respectivos”, subrayó Scholz tras el encuentro.
Ce G7 puso a marchar por iniciativa de Estados Unidos, un vasto programa de inversiones, destinado a movilizar 600.000 millones de dólares de aquí a 2037, con destino a países en desarrollo, lo que es una respuesta a las enormes obras financiadas por China.
Indonesia ocupa también un lugar especial, con su presidencia este año del G20.
El jefe de Estado indonesio, Joko Widodo, viajará próximamente a Ucrania y Rusia. Además acogerá en noviembre una cumbre del G20 a la que está invitado Putin, pese a las presiones de Occidente de excluir a Rusia del grupo por la invasión a Ucrania.
Pero Indonesia ha resistido alegando que su posición de anfitrión lo obliga a ser “imparcial”, según Joko Widodo, que también invitó al presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
Los occidentales han aceptado finalmente que la eventual presencia del presidente ruso no debería poner en duda su propia participación, como aseguraron la presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyen, y el propio Scholz, que descartaron la idea de un boicot.
“El G20 es demasiado importante para los países emergentes como para que dejemos que Putin lo destruya” subrayó Von der Leyen.
Si los dirigentes occidentales acudieran a Bali, se trataría de su primer encuentro físico con el presidente ruso desde la invasión de Ucrania por Moscú, el 24 de febrero.