Latinoamérica puede ser el “mar de paz” que las inversiones necesitan en medio de las turbulencias mundiales, tanto para solucionar problemas de abastecimiento como para reubicar negocios desde otras latitudes, dijo el martes el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone.
Por los recursos y oportunidades que ofrece, “Latinoamérica y El Caribe puede ser una solución para esos problemas de abastecimiento, ya sea de manufactura en Asia o sea de alimentos y energía en Europa”, producto del conflicto bélico en esta zona que provee granos y combustibles al mundo, declaró a la AFP el directivo, quien participa de las actividades de la Cumbre de Las Américas en Los Ángeles.
“La cuestión es mejorar la infraestructura”, consideró. Según Claver-Carone, en medio de la crisis de guerra y pandemia, “de pronto América Latina y el Caribe luce como un mar de cierta paz, tranquilidad, y ahora, mi meta, es que sea de prosperidad”, agregó.
Destacó además que los Bancos Centrales de la región “han sido ejemplares en adelantarse a la Reserva Federal” estadounidense y tomar medidas para que no les “coja de sorpresa la inflación”.
Explicó que “desde la guerra rusa en Ucrania, para todos los países de la región, con excepción de Argentina, El Salvador y Bolivia, el riesgo país ha bajado” mientras el de China subió, lo que significa que se han desacoplado. “Eso nunca ha pasado en la historia”, comentó.
-“Nearshoring”-
Todo ello está motivando que los inversionistas vean en esta región un atractivo para el “nearshoring”, o traslado de sus negocios de un país a otro que le resulte más cercano o conveniente.
“Esa es una gran oportunidad, tenemos que aprovecharlas y para eso hay que ver políticas buenas, incentivos buenos para inversiones”, sostuvo.
Según Claver-Carone, “todos los días estamos viendo ejemplos de empresas que quieren mudarse de Asia para América Latina y el Caribe”, proyectos que el BID también financia.
“Sí, hay discordia política, el populismo de izquierdas, de derechas, sin embargo, hay un consenso del empresariado para mudar (sus operaciones a Latinoamérica)”, manifestó.
Claver-Carone aclaró que su postura “no es anti-China sino pro-Latinoamérica y el Caribe”.
“En los últimos 30 años, desde esa Cumbre de 1994 [la primera de Las Américas], cada empleo, cada inversión, cada dólar que fue a la China era un dólar, una inversión, un empleo menos que tuvo Latinoamérica y el Caribe”.
“Sean gobiernos de izquierda, sean gobiernos de derecha, todos quieren inversión extranjera, todos quieren ‘nearshoring’, todos quieren crecimiento económico”, detalló.
Según cálculos del BID, la ganancia potencial para América Latina y el Caribe de las oportunidades de nearshoring podría representar un aumento de hasta 78.000 millones de dólares en nuevas exportaciones de bienes y servicios.
Este lunes, un grupo bipartidista de senadores presentó una resolución pidiendo un mayor apoyo para las iniciativas de ‘reshoring’ y ‘nearshoring’, “con el fin de reubicar las cadenas de suministro globales en Estados Unidos y con nuestros aliados regionales en el hemisferio occidental”.
La resolución resalta “los riesgos para la seguridad nacional y prosperidad económica de los Estados Unidos” si siguen dependiendo “de manera desproporcionada en las cadenas de suministros basadas exclusiva o principalmente en China”.
-Financiamiento-
Claver-Carone recordó que en 2021 el BID rompió sus récords de financiamiento en la región con 23.500 millones de dólares entregados, duplicando el promedio habitual de la entidad.
“El nuevo normal en financiamiento debería ser 25.000 hasta 30.000 millones de dólares” anuales, consideró. En estas operaciones participan tanto el BID como su brazo del sector privado, BID Invest.
Precisamente, el gobierno de Joe Biden anunció que propondrá una “reforma ambiciosa” en el BID “para abordar mejor el desafío de desarrollo de la región, porque el sector privado tiene un papel central”.
Estados Unidos intentará obtener una participación de capital en el BID para invertir en la rama de préstamos del sector privado y “dirigirlos hacia donde tengan el mayor impacto”.
“Un aumento de la participación de capital de Estados Unidos en BID Invest enviaría un importante mensaje de apoyo a la región y aumentaría las inversiones de impacto en áreas que incluyen el nearshoring, la digitalización, el clima y las energías renovables”, consideró Claver-Carone.