El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, apuesta por una solución doméstica a un problema electoral: dar mayor exposición a la primera dama, Michelle Bolsonaro, para disminuir el rechazo femenino antes de la elección de octubre.
La esposa de Bolsonaro, de 40 años, dio que hablar el domingo pasado al saludar en cadena nacional de radio y TV a las madres brasileñas por su día, un mensaje inédito desde el arranque del mandato del presidente, en 2019.
“Ser madre es la más divina de las responsabilidades”, comenzó Michelle, quien deseó un feliz día a “todas las madres heroínas” de Brasil.
Junto a la ministra de la Mujer y Derechos Humanos, la primera dama reflexionó sobre la maternidad y citó programas de asistencia del gobierno para mujeres, lo que le valió una denuncia de la oposición por campaña anticipada.
Unos días antes, se había viralizado un video suyo en el que durante un culto de la bancada parlamentaria evangélica (movimiento que profesa), aparecía arrodillada, llorando y orando por un “despertar” de los poderes.
Las apariciones de la primera dama forman parte de una estrategia de campaña para la reelección de Bolsonaro, quien intenta disminuir el “gran rechazo” entre el electorado femenino, una de las franjas más esquivas que le reprocha entre otras cosas sus comentarios machistas, admiten aliados del presidente.
“Buena imagen”
Michelle “suaviza la imagen del presidente y, además de las mujeres, alcanza a otros públicos por su trabajo para sordos”, cuyo lenguaje domina, y “por su labor social en la iglesia”, explicó a la AFP un asesor de Bolsonaro.
El colaborador anticipó que la primera dama tendrá un papel relevante en la propaganda televisiva de campaña, que arrancará en agosto.
Michelle es miembro de una iglesia evangélica de Rio de Janeiro y tiene una relación cercana con pastores y diputados de la bancada evangélica en Brasilia. Conoció a Bolsonaro en 2007, cuando él era diputado y ella trabajaba en el Congreso como secretaria. Veintisiete años menor que él, se convirtió en su tercera esposa.
Aunque estuvo lejos de los flashes en la campaña que llevó a su marido a la presidencia, desde el primer día de gobierno comenzó a cobrar visibilidad, a la vez que se puso al frente de la coordinación de un programa oficial de voluntariado llamado Patria Voluntaria.
Pero ha sido en los últimos meses que ha multiplicado sus apariciones, al acompañar a su esposo en viajes oficiales y participar también de un acto con retórica electoral en Brasilia a finales de marzo, durante el cual lo besó en el escenario.
Las mujeres son mayoría (53%) en el padrón electoral de Brasil, con una diferencia de casi 9 millones más que hombres. Las encuestas muestran un desequilibrio entre el apoyo a Bolsonaro y a su máximo rival, Luiz Inácio Lula da Silva, entre hombres y mujeres, sector en el que el expresidente le dobla en intención de voto en algunos sondeos.
“El electorado femenino es el grupo más esquivo para Bolsonaro y donde más debe trabajar si quiere ser reelegido”, dijo a la AFP Adriano Laureno, analista de la consultora Prospectiva.
“Instrumento electoral”
Lula aparece en los sondeos como favorito para la elección del 2 de octubre, pero Bolsonaro ha reducido la ventaja. Un sondeo de la consultora Ipespe del 5 de mayo mostró que el izquierdista lidera la carrera al Palacio del Planalto con 44% frente a 31%. La ventaja, entre las mujeres, se amplía: 47% a 25%.
El propio presidente ironizó sobre los datos en febrero pasado al asegurar a seguidores que “según las encuestas las mujeres no votan por mí, la mayoría vota a la izquierda, pero no creo en los sondeos”.
Laureno calificó a Michelle como el “principal instrumento electoral” del presidente para conquistar el voto femenino y religioso con un discurso “ligado a la familia tradicional”.
Bolsonaro encuentra resistencia entre mujeres creyentes especialmente, perfil que suele entrar en colisión con la política de liberar armas entre la población civil, según analistas.
Además, el presidente ha tenido una relación conflictiva con grupos organizados de mujeres. Previamente a las elecciones en 2018, enfrentó grandes protestas bajo la consigna #EleNão (Él no), motivadas por sus declaraciones sexistas, como cuando en 2014 dijo a una diputada que era “demasiado fea” para ser “violada”.
En otra de sus frases más recordadas, Bolsonaro, padre de cinco, dijo que tras los cuatro varones tuvo “una flaqueza y vino una mujer”, Laura, que tuvo con Michelle.