Kiev, Ucrania.- La situación humanitaria continuaba empeorando en las principales ciudades ucranianas bajo el fuego de los ataques de Moscú, que el domingo anunció que había utilizado misiles hipersónicos por segunda vez.
“Una gran reserva de combustible fue destruida por misiles de crucero ‘Kalibr’ disparados desde el mar Caspio, así como por misiles balísticos hipersónicos disparados por el sistema aeronáutico ‘Kinjal’ desde el espacio aéreo de Crimea“, aseguró el ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
Este último ataque se produjo en la región de Mikolaiv, dijo el ministerio, sin especificar la fecha. El objetivo destruido, señaló, era “la principal fuente de suministro de combustible para los vehículos blindados ucranianos” desplegados en el sur del país.
Estos misiles pertenecen a una familia de nuevas armas desarrolladas por Rusia y que su presidente, Vladimir Putin, califica de “invencibles”.
Bombardeada una escuela refugio
En Mariúpol, ciudad estratégica del sureste de Ucrania bombardeada durante semanas y que sufre escasez de agua, gas y electricidad, las autoridades locales acusaron este domingo al ejército ruso de haber bombardeado la víspera una escuela de arte que servía de refugio a varios cientos de personas, asegurando que los civiles quedaran atrapados bajo los escombros.
“Los ocupantes rusos arrojaron bombas sobre la escuela de arte G12 ubicada en la margen izquierda de Mariúpol, donde 400 habitantes –mujeres, niños y ancianos– se habían refugiado”, señaló el municipio de la ciudad portuaria.
“El edificio ha sido destruido y la gente todavía está bajo los escombros. Aún se está aclarando el número de muertos”, agregó en un comunicado publicado en Telegram. Esta información aún no ha podido ser verificada.
La situación humanitaria en Mariúpol, como en otras ciudades sitiadas, es terrible.
Un grupo de 19 niños, la mayoría huérfanos, se encuentran “en gran peligro”, atrapados en un sanatorio porque sus tutores no pueden recogerlos debido a los combates, explicaron sus allegados y testigos el sábado a la AFP.
Hacer “algo así a una ciudad pacífica (…) es un acto de terror que se recordará incluso en el próximo siglo”, afirmó el presidente ucraniano Volodomir Zelenski en un discurso el domingo. El asedio a Mariúpol “entrará en la historia para responder de crímenes de guerra”, declaró.
Los bombardeos también dañaron severamente la planta siderúrgica y metalúrgica de Azovstal de Mariúpol, cuyo puerto es crucial para la exportación del acero producido en el este del país.
“Una de las plantas metalúrgicas más grandes de Europa está destruida. Las pérdidas económicas para Ucrania son inmensas”, dijo la diputada Lesia Vasylenko, quien publicó un video en su cuenta de Twitter que muestra gruesas columnas de humo saliendo de un complejo industrial.
“Catástrofe humanitaria absoluta”
En el norte del país, el alcalde de Chernígov, Vladislav Atroshenko, calificó de “catástrofe humanitaria absoluta” la situación en su ciudad.
“Continúa el fuego de artillería indiscriminado en zonas residenciales, mueren decenas de civiles, niños y mujeres”, dijo a la televisión. “No hay electricidad, calefacción ni agua, la infraestructura de la ciudad está completamente destruida”.
En un hospital bombardeado, “los pacientes operados yacen en los pasillos a una temperatura de 10 grados”, dijo.
Los ataques no han cesado tampoco en Kiev, la capital, en Mikolaiv y en Járkov, la segunda ciudad del país, en el noroeste, donde al menos 500 personas han muerto desde el inicio de la guerra, según cifras oficiales ucranianas.
Rusia “no ha logrado hacerse con el control del espacio aéreo y depende en gran medida de las armas a distancia lanzadas desde la relativa seguridad del espacio aéreo ruso para atacar objetivos en Ucrania”, dijo en un comunicado el ministerio de Defensa británico.
Según el ministerio de Defensa de Ucrania, las tropas rusas, cuyo avance sobre el terreno ha sido mucho más difícil de lo esperado ante la feroz resistencia ucraniana, han llevado a cabo 291 ataques con misiles y 1.403 ataques aéreos desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero.
“Cadáveres de soldados rusos”
En una intervención en ruso colgada en internet la noche del sábado al domingo, el presidente Zelenski afirmó que los cadáveres de los soldados rusos estaban esparcidos en los campos de batalla y no habían sido recogidos.
“En lugares donde la lucha es particularmente feroz, la primera línea de nuestra defensa simplemente está llena de cadáveres de soldados rusos. Y nadie está retirando estos cuerpos”, dijo.
Las nuevas unidades enviadas como refuerzos continúan su ofensiva pasando “sobre” los cadáveres, aseguró. “Quiero preguntar a los ciudadanos de Rusia, ¿qué os han hecho durante años para que no notéis vuestras pérdidas?”, añadió.
Según Zelenski, más de 14.000 soldados rusos han muerto desde el inicio de la invasión.
El presidente ucraniano, que hecho valer su herencia judía en su búsqueda de apoyos frente a la invasión rusa, se dirigirá por videoconferencia este domingo por la tarde al Parlamento de Israel, país que intenta mediar entre Moscú y Kiev.
Australia amplió el domingo sus sanciones contra Rusia, prohibiendo de inmediato las exportaciones de alúmina y bauxita, y prometió más armas y asistencia humanitaria para Kiev.
El veto a las exportaciones busca impactar la producción de aluminio en Rusia, que depende en un 20% de la alúmina de Australia, indicó el gobierno de Canberra.
El primer ministro británico, Boris Johnson, pidió este domingo a China tomar posición y condenar la invasión rusa de Ucrania, uniendo su voz a la de Zelenski, que el sábado pidió a Pekín “condenar la barbarie” cometida por Moscú.
Unas 180.000 personas han logrado escapar de las zonas de combate a través de corredores humanitarios, según Zelenski, y 6.623 lo hicieron el sábado (de las cuales, 4.128 desde Mariúpol y 1.820, desde Kiev), según las autoridades ucranianas.
“Pero los ocupantes siguen bloqueando la ayuda humanitaria, especialmente alrededor de zonas sensibles. Es una táctica muy conocida (…) es un crimen de guerra”, afirmó el presidente.
Desde el 24 de febrero, más de 3,2 millones de ucranianos han emprendido el camino del exilio, casi dos tercios de ellos a Polonia.