El interés que han despertado sus esculturas en los turistas no solo le ha traído satisfacción personal, sino beneficios a su familia y su comunidad
Nicaragua.- Alberto Gutiérrez, un ermitaño nicaragüense, se ha destacado a nivel nacional por esculpir figuras de piedra que bordean la finca que habita en las montañas del centro de Nicaragua.
Alejado de teléfonos móviles y de todo tipo de tecnologíaGutiérrez, de 80 años, ha esculpido aproximadamente unas 3.000 figuras.
“El ermitaño”, como le conocen, pasa su tiempo moldeando piedras y disfrutando de la vida sosegada en la naturaleza. Por varios años su único contacto humano era con su familia. Pero hoy da la bienvenida a los visitantes que se acercan a admirar sus creaciones.
Su trabajo se puede apreciar en la cima de la montaña deEl Jalacate, en Estelí, la tercera ciudad más grande de Nicaragua localizada en a unos 147 kilómetros de la capital. Se trata de una zona ubicada a más mil metros sobre el nivel del mar.
“Él platicaba con la familia, pero con la gente forastera casi no hablaba, se les escondía, pero ha ido cambiando. Les muestra su trabajo, se siente orgulloso de eso”, dice Pablo Antonio Gutiérrez, uno de los cinco hermanos del ermitaño.
Pablo dice que desde la madrugada, en medio del ruido de las aves es común escuchar a su hermano esculpir en las piedras en medio de la montaña. “Eso es diario”, relata.
Desde esculturas locales hasta internacionales, como las Torres Gemelas de Nueva York, derribadas durante un atentado terrorista en 2001, son parte de la colección del ermitaño.
“Trabajar en piedras y ver todo esto lo soñé a los nueve años, pero lo vine a hacer hasta los 34 años”, comenta el escultor a la Voz de América. “Tengo en la mente hacer unas figuras de los egipcios ahora. Este es mi regalo que Dios me ha dado y ha sido un éxito internacional”, enfatiza.
De forma directa e indirecta el trabajo del escultor ha generado nuevos ingresos económicos a la familia que como ayuda simbólica acompañan a los visitantes a ingresar a la parte más alta de la montaña, que es donde se encuentran las esculturas.
Los pequeños empresarios locales también destacan que han sido beneficiados por el turismo que llega a la finca.
El creador de la obra muestra su trabajo de forma fugaz, pero luego retoma su rutina de vivir apartado del resto de las personas.