Valparaíso, Chile | AFP |El izquierdista Gabriel Boric juró este viernes como presidente de Chile, sin corbata y rodeado de una mayoría de mujeres en su gabinete, un cambio de timón que se aprecia en la primera jornada al frente de un país sacudido tras las protestas de 2019.
“Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo”, dijo Boric, de 36 años, para posteriormente levantar el puño izquierdo y firmar, tras un gran suspiro, su cargo como máxima autoridad del país sin esconder su emoción por asumir con un “gran sentido de la responsabilidad y el deber ante el pueblo”.
“Vamos a dar lo mejor de nosotros para estar a la altura de los desafíos que tenemos como país“, afirmó al concluir la ceremonia de investidura en el Congreso de Valparaíso, a 120 km de Santiago.
Rodeado de mujeres que integrarán el nuevo gobierno de Chile, Boric se convirtió en el presidente más joven del país en uno de los momentos más desafiantes desde que terminó la dictadura de Augusto Pinochet en 1990.
“Pensando en mis abuelas, mi madre, mi hija, hijo, hijastras, en millones de mujeres que han luchado durante siglos para romper barreras”, publicó en Twitter la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Ríos.
Señales y símbolos
El exlíder estudiantil recibió la banda presidencial junto al conservador Sebastián Piñera, de 72 años, quien termina su segundo mandato (2010-2014 y 2018-2022) como parte de un ciclo político que trajo progreso gracias a un modelo neoliberal pero también dejó una gran brecha de desigualdad que detonó masivas protestas en octubre de 2019.
Desde los cerros pintorescos de Valparaíso, los vecinos se quejaban porque deseaban ver a Boric, que se bajó del Ford Galaxie en el que hizo un recorrido protocolar junto a su ministra del Interior, Izkia Siches, también de 35 años.
El auto por primera vez fue conducido por una mujer, la suboficial de Carabineros Lorena Cid, parte de su escolta desde noviembre de 2021.
“Igual ha bajado gente de los cerros para venir a protestar (por Piñera). Ahora sí tenemos un presidente de verdad, Gabriel Boric llega a la presidencia de Chile como promesa de una nueva izquierda”, dijo a la AFP Ana María Soto, estudiante de 20 años.
Tras la ceremonia juraron ante el presidente Boric los ministros, empezando por Siches, médica de profesión, que será la primera mujer ministra del Interior.
Como Boric y Siches, Camila Vallejo y Giorgio Jackson son parte de la generación de estudiantes que lideraron las protestas que en 2011 reclamaron un mayor acceso a la educación gratuita y de calidad y expusieron las lagunas sociales que deja la joven democracia chilena.
Ellos y el resto de los 24 ministros, 14 de ellos mujeres, se unieron a las delegaciones internacionales e invitados especiales en una comida en el Cerro Castillo, en el vecino balneario de Viña del Mar.
Allí destacó la diplomática oriunda de Isla de Pascua, Manahi Pakarati, quien recibió como directora de Protocolo a cada invitado: los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Argentina, Alberto Fernández; de Perú, Pedro Castillo; el rey Felipe VI de España; Luis Arce, de Bolivia; y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, así como el precandidato colombiano Gustavo Petro.
Expectación en Santiago –
Cientos de personas comenzaron a llegar a las cercanías del palacio presidencial de La Moneda a la espera de que Boric llegue en el auto descapotable por la avenida Alameda, la mayor arteria de Santiago, y entre en la sede del Ejecutivo por primera vez como presidente.
Allí ofrecerá un discurso desde uno de los balcones que da hacia la plaza de la Constitución, donde sus seguidores copaban desde el mediodía el lugar a la espera de ver al nuevo mandatario.
Las coloridas banderas con el nombre de Boric que lucieron a finales de 2021 durante la campaña electoral volvían a venderse en las veredas cercanas y ondeaban en manos de los ciudadanos que se habían concentrado cerca del palacio. También había personas ataviadas con la banda presidencial.
La esperanza del bienestar –
Boric pretende iniciar un camino hacia un Estado de bienestar al estilo de la socialdemocracia europea, para cumplir su palabra de convertir a Chile, donde el 1% de la población posee el 26% de la riqueza, en “la tumba” del neoliberalismo.
“Este es un gobierno que llega al poder en un clima político muy fragmentado, que no tiene mayoría parlamentaria y, por lo tanto, no tiene la posibilidad de hacer reformas muy radicales en el corto plazo”, señaló a la AFP Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Chile.
El izquierdista asume en medio de una crisis de credibilidad de la política, un recorte al gasto público de 22,5%, una desaceleración de la economía prevista para este año, una gran migración irregular y un conflicto histórico de tierras no resuelto entre el Estado y el pueblo Mapuche.
El nuevo gobierno tendrá que dar respuesta a las demandas sociales por mejor salud, educación y jubilación, y reducir la desigualdad social.
Otro reto será aunar apoyos para la parte final del proceso constituyente que este año debe convocar un plebiscito para aprobar o rechazar una nueva Constitución para reemplazar a la heredada de la dictadura de Pinochet.