Ucrania celebra un "Día de la Unidad" mientras Biden mantiene presión sobre Moscú

Ucrania celebra un "Día de la Unidad" mientras Biden mantiene presión sobre Moscú

AFP.- Ucrania celebra el miércoles un “Día de la Unidad” convocado por su presidente Volodimir Zelenski mientras el riesgo de guerra parece alejarse, aunque Washington siga advirtiendo de la posibilidad de un devastador ataque ruso.

El jefe de Estado ucraniano escogió la fecha para esta demostración de patriotismo en reacción a los informes de servicios de inteligencia estadounidenses conforme Rusia lanzaría la invasión de su país el 16 de febrero.

Desde hace días hay importantes maniobras diplomáticas en marcha para tratar de reducir la tensión provocada por el despliegue de más de 100.000 soldados rusos a lo largo de las fronteras de la antigua república soviética, ahora prooccidental.

El martes, coincidiendo con la visita del canciller alemán Olaf Scholz a Moscú, dirigentes de Europa Occidental vieron “señales positivas” en el anuncio de Moscú conforme retiraba algunas de sus tropas de la zona.

Dicha retirada “sería positiva” pero todavía debe ser verificada, matizó posteriormente el presidente estadounidense Joe Biden en una breve comparecencia.

De hecho, su análisis dista está lejos de ser optimista. Su administración estima en “más de 150.000” las tropas que permanecen “en una posición amenazante” y considera que el ataque ruso contra Ucrania “todavía es una gran posibilidad”.

Su secretario de Estado, Antony Blinken, había reclamado previamente en una llamada telefónica al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, una “desescalada verificable, creíble y significativa”.

“Retirada parcial”

Los ucranianos fueron invitados a colgar este miércoles la bandera nacional o a lucir sus colores amarillo y azul para celebrar el Día de la Unidad convocado por Zelenski, que rechaza “el pánico” ante los rumores y alertas de invasión.

El ministro ruso de Defensa anunció el martes que una parte de las tropas desplegadas en las fronteras ucranianas volverían ese mismo día a sus cuarteles, difundiendo imágenes de blindados cargados en un tren.

Putin confirmó esta “retirada parcial”, aunque Rusia mantiene importantes maniobras en Bielorrusia, vecino pro-Moscú de Ucrania, hasta el 20 de febrero.

El más optimista ante estos anuncios fue el alemán Olaf Scholz, recibido en el Kremlin por Putin. El canciller celebró la medida como “un buena señal” y estimó que “hay suficientes bases de discusión” con Rusia “para que las cosas evolucionen positivamente”.

Tanto él como Putin aseguraron querer un proceso de negociación sobre las cuestiones de seguridad en Europa.

Recelos de Washington

El presidente ruso insistió una vez más que no quería una guerra y argumentó que la expansión de la OTAN hacia el Este de Europa constituye una amenaza para Moscú, que pide un veto al ingreso de Ucrania en la alianza militar.

“Hay un hecho: la adhesión de Ucrania a la OTAN no está en el orden del día”, respondió Scholz. 

“Todo el mundo debe tomar un poco de distancia y darse cuenta que no podemos tener un eventual conflicto militar por una cuestión que no está en el orden del día”, añadió.

Sin embargo, Estados Unidos continúa evocando el fantasma de una invasión que puede ocurrir “en cualquier momento” y mantienen la presión sobre la potencia rival.

Aunque dijo dar “todas las oportunidades a la diplomacia”, Biden aseguró que las sanciones contra Moscú en caso de ataque militar “están listas” y prometió en varias ocasiones una respuesta “decidida”.

Estas “poderosas” medidas punitivas ejercerán “presión sobre sus instituciones financieras más grandes e importantes y sobre industrias clave”, precisó el presidente estadounidense.

Biden también adelantó que está “listo para responder” a cualquier “ataque asimétrico” contra Estados Unidos o sus aliados de la OTAN, incluyendo en particular ataques cibernéticos como los sufridos por instituciones ucranianas.

Los países occidentales han rechazado las principales exigencias rusas, como el fin de la ampliación de la OTAN, el despliegue de armas ofensivas en sus cercanías o la retirada de infraestructuras de la alianza de Europa del Este.

A cambio, han propuesto negociar el control de armamentos, las visitas de instalaciones sensibles u otros temores rusos den materia de seguridad.