AFP.- “Ni un rasguño”, agregó el francés de 32 años, el único miembro con vida de los comandos que atentaron contra el Estadio de Francia, bares y terrazas de la capital y la sala de conciertos Bataclan, ante el tribunal de París que lo juzga.
Este primer interrogatorio sobre los hechos, que se centra en el período previo al ataque, busca esclarecer cómo se radicalizó Abdeslam, que tenía fama de “fiestero”, de aficionado a los casinos y a las discotecas. Durante la instrucción, guardó un casi completo silencio.
“Para serle sincero, todavía dudo si respondo a sus preguntas”, le dijo al presidente del tribunal, Jean-Louis Périès. Finalmente, Abdeslam se mostró locuaz, pero, ante el interés del magistrado en abordar los ataques en sí, dijo que eso sería “más tarde”.
Sobre los meses previos al ataque, el acusado asegura que no sabía “nada” de la marcha a Siria de su hermano Brahim, que más tarde formaría parte del comando suicida que dejó un reguero de sangre en los bares y terrazas de París.
A su hermano, le dijeron: “Volverás a Bélgica a vivir tu vida y te daremos misiones”, “como en una especie de trabajo temporal”, asegura Abdeslam, quien dijo haber conocido la estancia de Brahim en Siria “meses después de su vuelta”.
El tribunal intentó también esclarecer los motivos de un viaje que realizó en 2015 a Grecia, con otro de los acusados. “Ustedes piensan que todo está vinculado al Estado Islámico (EI), pero también tenemos una vida social”, le respondió sobre este “road trip”.
A diferencia de Abdeslam, dos de los 14 acusados presentes ya ejercieron su derecho a guardar silencio, al considerar el juicio como una “farsa”, para Osama Krayem, o estimar que sus palabras, “cuestionadas”, “ya no tienen valor”, según Mohamed Bakkali.
“Desde el inicio de este caso, no han dejado de calumniarme”, subrayó este miércoles Abdeslam, para quien la justicia quiere “dar un escarmiento” con las “extremadamente duras” sentencias en los casos de terrorismo. Pero esto envía, a su juicio, un “mensaje”.
“En el futuro, cuando un individuo se suba a un metro o a un autobús con una maleta llena de 50 kilos de explosivos y en el último momento diga ‘me voy a echar atrás’, sabrá que no tiene derecho, que, de lo contrario, lo encerrarán o lo matarán”, agregó.
Los supervivientes y las familias de las víctimas de estos atentados, que conmocionaron al mundo en un contexto de ataques yihadistas en Europa y de guerra en Siria, esperan respuestas y el interrogatorio a Abdeslam representa un momento clave.
“Cuando lo miro, siento incomprensión. ¿Cómo pudo hacer lo que hizo? (…) El juicio se terminará sin que ninguno de nosotros lo entienda finalmente”, dijo a la cadena France 2 Philippe Duperron, que perdió a su hijo Thomas y lidera una asociación de víctimas.
– “Amo” al Estado Islámico –
Durante el juicio, iniciado en septiembre, Abdeslam ha dejado clara su postura: es un “combatiente” del grupo EI, la intervención francesa en Siria volvió el ataque “inevitable”. Sin embargo, llamó al “diálogo” para evitar otros atentados.
Este miércoles, justificó de nuevo su pertenencia al EI. “Veo como [el presidente sirio] Bashar al Asad trata a su pueblo, mata a niños, a inocentes. Yo apoyo al Estado Islámico, los amo”, declaró el hombre vestido con un camisa blanca, con las manos cruzadas.
Su interrogatorio, en una sala abarrotada, está previsto durante dos días. En esta primera jornada, se esperaba el testimonio de su madre, de su hermana y de su exnovia, pero, el presidente del tribunal anunció finalmente su ausencia.
Salah Abdeslam suele mantenerse impasible cuando el tribunal habla de él. A principios de noviembre, cuando se abordó su personalidad, aceptó responder a la mayoría de las preguntas para describir una vida “simple”, pero sin explayarse.
Sin embargo, cuando la mujer de otro acusado rompió a llorar ante el tribunal, agachó la cabeza. Abdeslam “me ha robado una parte de mi vida”, dijo la esposa de Mohammed Amri, el amigo que le trajo de vuelta en su coche a Bruselas la noche de los atentados.