AFP.- ¿Un primer ministro con los días contados? Boris Johnson sobrevivió el lunes a la publicación de un informe sobre las fiestas en Downing Street durante los confinamientos, pero su futuro depende ahora de una investigación policial que podría empujarle a la salida.
“Fallos de liderazgo”, encuentros injustificados, excesivo consumo de alcohol inapropiado en un lugar de trabajo… El líder conservador y sus colaboradores fueron objeto de duras críticas en un informe de 12 páginas redactado por la alta funcionaria Sue Gray sobre las celebraciones de Navidad, las fiestas de despedida y de cumpleaños celebradas en 2020 y 2021 cuando las reglas anticovid lo prohibían y que han escandalizado a los británicos.
Pero pese a esta severa llamada al orden que obligó a Johnson hacer un mea culpa en el Parlamento y le sometió a las ataques de los diputados, incluso entre sus filas conservadoras, el primer ministro se ha librado de lo peor por el momento.
Sólo se ha publicado una “versión” reducida del informe de Gray para no comprometer una investigación policial en curso sobre 12 de los 16 encuentros examinados.
Dando un respiro a Johnson, muchos diputados conservadores están esperando la publicación del informe completo o las conclusiones de Scotland Yard, que podrían tardar varias semanas, antes de decidir su destino.
Su cargo probablemente esté “a salvo en el futuro inmediato”, pero “ya no tiene el control de la situación”, dice a la AFP Simon Usherwood, profesor de política en la Open University.
Fue tal la agitación del lunes en las filas parlamentarias que Johnson se defendió durante una hora y 45 minutos. Y tuvo que posponer una llamada con el presidente ruso Vladimir Putin sobre la crisis ucraniana antes de su visita a Kiev el martes.
– Abba –
Esta es una crisis sin precedentes para el controvertido político que llegó al poder en julio de 2019 para consolidarse después con una contundente victoria en las urnas en diciembre, pero ahora enfrenta encuestas desastrosas y peticiones de dimisión.
Las próximas semanas se anuncian arriesgadas, ya que la policía afirmó haber recibido más de 300 imágenes y 500 páginas de información, mientras los medios especulan sobre la posibilidad de que Johnson y su esposa Carrie sean interrogados por los agentes o multados.
Scotland Yard está investigando un encuentro organizado en el apartamento oficial de la pareja el 13 de noviembre de 2020, en la que sonó un éxito de Abba para celebrar la partida de Dominic Cummings, un poderoso asesor que desde entonces se ha convertido en el archienemigo del primer ministro.
“Dada la envergadura de la investigación policial, esto le afectará mucho”, predice Usherwood, señalando el poco entusiasmo que mostraban el martes entre ministros y diputados conservadores para acudir a su rescate mediático.
Para lanzar una moción de censura interna es necesario que 54 (de 359) diputados conservadores la soliciten. Entonces, una mayoría simple sería suficiente para destituirlo, abriendo una carrera por el liderazgo de la formación y la dirección del gobierno.
Algunos ya se han manifestado abiertamente a favor de que Johnson se vaya. “No creo que esta crisis vaya a desaparecer, y está haciendo un gran daño al partido”, declaró el diputado Andrew Mitchell a la BBC.
– “Vacilación a actuar” –
Pero este proceso sólo puede ocurrir una vez cada doce meses, lo que lleva a los rebeldes a ser cautelosos. Sobre todo porque hay pocos candidatos a suceder a Johnson que puedan atraer a las clases trabajadoras del norte de Inglaterra, antes favorables a los laboristas, antes de las elecciones locales de mayo.
“Muchos diputados probablemente piensen que debería irse, pero no están seguros de que sea el momento adecuado para pronunciarse. Así que hay una gran vacilación a actuar”, analiza el politólogo Anand Menon, del King’s College de Londres.
“Una de las razones, en mi opinión, por las que sigue en el cargo es precisamente porque a los diputados no les convencen las alternativas”, asegura a la AFP.
En un intento de dejar atrás el escándalo y de seducir a los rebeldes, el líder prometió cambios en la gestión de Downing Street, al tiempo que contempla tomar decisiones que complazcan en sus filas, como las relacionadas con la aplicación del Brexit y el coste de la vida.
Pero esto puede no ser suficiente porque “la persona que está en la cima no cambia”, señala Usherwood.