La muerte de al menos 108 civiles desde comienzos de enero en ataques aéreos en el Tigré desvela el papel central de los drones en el conflicto en esta región etíope que, según la ONU, deja ya miles de muertos y a cientos de miles de personas en riesgo de hambruna.
Suscitando esperanzas en la región rebelde del Tigré, después de 14 meses de guerra, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, abogó hace una semana por la “reconciliación nacional”.
Pero el mismo día, un ataque con dron contra un campo de desplazados mató a más de 50 personas, según organizaciones humanitarias. En ataques similares, contra una harinera y una iglesia, murieron 21 personas, aseguraron médicos y dirigentes locales.
Declarándose “alarmada”, la ONU reveló el viernes que “al menos 108 civiles murieron y 75 resultaron heridos desde el comienzo del año, por ataques aéreos que habrían llevado a cabo las fuerzas aéreas etíopes”.
El gobierno del país africano, que no ha comentado sobre esas operaciones, parece haber optado por las incursiones aéreas, evitando enviar tropas a una zona hostil.
El bloqueo informativo y las restricciones para acceder a la región no permiten tener certeza sobre las armas en uso ni la frecuencia de los bombardeos. Además, los testimonios pueden ser poco fidedignos y los drones confundidos con aviones.
Pero analistas y diplomáticos interrogados por la AFP destacan que existen evidencias de que Etiopía adquirió drones por canales diversos y que no vacila en utilizarlos.
Las imágenes posteriores a los ataques indican que drones iraníes, turcos y chinos operaron en el Tigré en los últimos meses, asegura Wim Zwijnenburg, experto en ese tipo de artefactos que trabaja para la organización neerlandesa de promoción de la paz PAX.
“Pienso que Etiopía es efectivamente en la actualidad el mayor usuario de drones del continente” africano, afirmó.
– Contraofensivas –
El primer ministro Abiy envió tropas federales en noviembre de 2020 para destituir a las autoridades de esa región del norte del país, pertenecientes al Frente de Liberación del Pueblo del Tigré (TPLF).
Pero el TPLF, que desde entonces se alzó en armas, lanzó una contraofensiva que le permitió reconquistar en junio de 2021 casi todo el territorio y adentrarse en las regiones vecinas de Amhara y Afar.
En noviembre de 2020, los rebeldes afirmaron estar a 200 km de Adís Abeba, la capital etíope.
Pero en diciembre se vieron obligados a replegarse en el Tigré, ante la reacción de las fuerzas gubernamentales, que prometieron no perseguirlos hasta sus bastiones.
Según el International Crisis Group (ICG), los ataques con drones, junto a las campañas de movilización de la población, han sido “un factor clave” para las victorias del gobierno.
Los drones, aparte de ser temibles armas, confieren una gran ventaja en lo que hace a la vigilancia militar.
El IGC considera que existe actualmente “una oportunidad para la paz”, pero que la multiplicación de ataques con drones la comprometen.
Un vocero del TPLF, contactado por teléfono por la AFP, denunció que esos ataques toman por blanco “a civiles e infraestructuras” y acusó a Abiy de “sabotear cualquier iniciativa de paz”.
– “Medidas preventivas” –
El gobierno evoca un posible “diálogo nacional”, pero no hay ninguna evidencia de que el TPLF, acusado de ser una “organización terrorista”, figure entre los invitados.
Los partidarios de Abiy, e incluso algunos de sus opositores, consideran sin embargo legítimo el recurso a los drones.
“El TPLF dijo que prepara una gran ofensiva. El gobierno no tendría entonces justificación para permanecer sin hacer nada. Tiene que tomar medidas preventivas”, afirmó Eskinder Nega, un opositor liberado la semana pasada junto a otras figuras públicas, incluyendo miembros del TPLF.
Eskinder subraya que los ataques con drones deben realizarse “evitando víctimas civiles”.
Los últimos ataques muestran más bien lo contrario, sobre todo el que provocó la masacre en el campo de refugiados, señalan los trabajadores humanitarios.
Zwijnenburg, del grupo PAX, afirma que las matanzas de civiles invalidan el argumento de que los drones permiten ataques de mayor precisión. “No evitan muertes de civiles, Eso depende solo de quien aprieta el botón”, dijo.
El presidente estadounidense, Joe Biden, expresó su preocupación por esos ataques durante conversación telefónica la semana pasada con Abiy, informó la Casa Blanca.
Amnistía Internacional por su lado insistió en reclamar la posibilidad de ir al Tigré para realizar investigaciones independientes sobre esos bombardeos.
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