El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, falleció el martes después de una batalla de cuatro años contra un cáncer de páncreas.
El exsenador demócrata por Nevada Harry Reid, quien fue líder de la mayoría en la Cámara Alta durante las presidencias de George W. Bush y Barack Obama, falleció este martes a los 82 años.
Reid murió “pacíficamente” rodeado por sus amigos tras una “batalla de cuatro años contra el cáncer pancreático”, informó su esposa, Landra Reid, en un comunicado.
En mayo de 2018, Reid reveló que se le había diagnosticado cáncer pancreático y estaba recibiendo tratamiento.
Un combativo exboxeador que se convirtió en abogado, Reid fue aclamado ampliamente por ser uno de los mejores negociadores del Congreso en una cámara cada vez más dividida y que encaraba a legisladores de ambos partidos con su franqueza y su lema: “Prefiero bailar que pelear, pero sé pelear”.
Durante una carrera de 34 años en Washington, Reid mostró habilidad en las negociaciones tras bambalinas, y mantuvo al Senado bajo control de su partido durante el mandato Bush y Obama, una profunda recesión y el ascenso del Partido Republicano en la Cámara de Representantes tras los comicios de 2010.
“Si Harry decía que iba a hacer algo, si te daba su palabra, podías confiar en él. Así es como logró hacer mucho para el bien del país por décadas”, dijo el presidente Joe Biden en un comunicado por la muerte de su antiguo colega.
Nacido en Searchlight, Nevada, de un padre alcohólico y una madre que trabajaba como doméstica, Reid fue un hombre que se hizo de la nada. Cursó la escuela secundaria viajando 64 kilómetros diarios como pudiera y estudió Derecho en la Escuela de Leyes de la Universidad George Washington cuando era un agente de policía del Capitolio.
A los 28 años fue elegido a la legislatura de Nevada y fue el vicegobernador más joven en la historia del estado a los 30 años en 1970. En 1982 comenzó su carrera en el Congreso como legislador en la Cámara de Representantes. Fue senador desde 1998.
Su condición de demócrata moderado lo enfrentó a los azares políticos en Nevada y en un Senado cada día más polarizado. Los demócratas lo criticaron por sus votos a favor de un proyecto de ley sobre el aborto y la resolución de la guerra en Irak en 2002, aunque él dijo después que ese fue su mayor error en el Senado.
Defendió programas sociales y al Seguro Social, y promovió la prevención del suicidio, a veces haciendo la historia de su padre.
Obama lo elogió en 2016 por su trabajo en el Senado y dijo que él nunca habría logrado nada sin el apoyo de Reid. En ese mismo año se jubiló en 2016 después de perder la vista en un ojo a causa de un accidente.
La labor de Reid con los hispanos
Desde el Senado, tras asumir como líder en enero de 2007, Reid impulsó el debate sobre una reforma migratoria integral con una propuesta bipartidista apoyada por el presidente George W. Bush y un considerable número de senadores republicanos.
Este fue uno de los proyectos de ley que tuvo más posibilidades y Reid junto al también fallecido Ted Kennedy se entregaron de lleno en conseguir apoyo entre sus colegas de los dos partidos para apuntalar el proyecto.
La propuesta la sostenía también desde el Departamento de Seguridad Nacional, DHS, su secretario Michael Chertoff, quien recorría por aquella época los pasillos del Senado con insumos para agilizar el debate.
El proyecto no sobrevivió al verano de ese año, después de sucesivas enmiendas que convirtieron la propuesta en una pesada carga para los limitados tiempos de debate requeridos en una votación.
Visiblemente impactado, Reid dijo en entonces para cerrar aquella oportunidad: “Hay que trabajar más estrechamente juntos”. Afirmó que a partir de ese momento no podía predecir cuándo se daría otra oportunidad para encontrar una solución al tema migratorio.
El proyecto que apoyaban los senadores republicanos Lindsey Graham, Mel Martínez, John McCain y otros de sus colegas también contaba con férreos oponentes dentro del partido, entre ellos el ex senador y ex fiscal general Jeff Sessions, que aglutinaba a su alrededor senadores de ambas bancadas que patrocinaban las enmiendas que no dejaron concretar el proyecto.
Aquella propuesta de ley que estuvo en discusión en manos del senador Reid buscaba una vía a la legalización de los entonces 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calculaban en el país, la mayoría mexicanos y centroamericanos. También proponía ofertas de visas de trabajo y sobre todo proteger la frontera con más de 4.400 millones de dólares.