Los chilenos enfrentarán el domingo la elección presidencial más reñida y polarizada de los últimos años, en la tendrán que elegir entre el izquierdista Gabriel Boric y el ultraderechista José Antonio Kast. Quien gane será el primer mandatario que no pertenece a un partido tradicional y cuyo bloque parlamentario será el más pequeño desde el retorno de la democracia en 1990.
En el balotaje del domingo están habilitadas para sufragar 15 millones de personas pero el voto es voluntario y el abstencionismo es cercano al 50%, lo que hace prever un resultado muy estrecho, según coincidentes pronósticos. Eso llevó a los comandos de ambos candidatos a buscar más apoderados de mesa para vigilar el conteo de los votos.
Kast, con un discurso que apela al orden y la seguridad, ganó la primera vuelta del 21 de noviembre con un 27,9% de los sufragios seguido de Boric, que obtuvo el 25,8% de los sufragios. Kast tuvo un mejor desempeño en zonas populares y arrasó en las áreas rurales, mientras Boric se impuso entre los jóvenes y las mujeres, especialmente en zonas urbanas cercanas al gran Santiago.
En sus últimas declaraciones al cierre de sus campañas electorales, ambos instaron a sus seguidores a participar en la elección del domingo.
“Los derechos que ustedes alcanzaron (mujeres) los vamos a defender juntos”, dijo Boric. Tras la primera vuelta el candidato dejó de dirigirse a sus seguidores como “compañeros y compañeras” y lo reemplazó por “chilenos y chilenas”.
“Vamos a vencer el miedo, vamos a recuperar nuestro país”, dijo Kast, quien fue presentado por su hija mayor, Josefina. El candidato llegó acompañado de su esposa y sus hijos y animó a sus partidarios al decirles “hoy estamos empatados pero les tengo una gran noticia, el domingo ganaremos”.
Ambos modificaron y suavizaron sus programas -más Kast que Boric- en busca del voto de centro que les fue esquivo en primera vuelta. Kast desechó su idea de fusionar el Ministerio de la Mujer y de derogar el aborto en tres causales, mientras Boric profundizó en su proyecto temas de seguridad pública, que abordó muy someramente al comienzo, a diferencia de su adversario.
“Kast no es sólo un candidato de la clase alta, sino que tiene un arraigo en la clase popular y eso lo hace peligroso”, dijo a The Associated Press el analista político Genaro Arriagada. Añadió que “el voto de Boric es ideológicamente más fuerte, es un mundo más joven y en donde la mayoría de las mujeres están con él”.
La mayoría de los electores que irán a las urnas el domingo, “votan más por instintos y afinidades… no sé qué tanto puedan conocer el programa del candidato”, dijo a AP Carla Rivera, historiadora y analista.
Benjamín Gálvez, un periodista de 25 años y miembro de la comunidad LGTBIQ+, dijo a AP que “si gana Kast, significará un retroceso y nos va a dividir”. Recordó que lloró después de la primera vuelta en la que Boric llegó segundo, así que al otro día decidió hacer campaña por el candidato izquierdista.
Desde el otro extremo el ama de casa María Riquelme, de 62 años, señaló que “para mí lo más importante es que se termine la delincuencia, los saqueos y el terrorismo. Confío que Kast puede mejorar varias cosas”.
Sobre qué impulsa a los votantes en esta polarizada elección, el analista político Marcelo Mella señaló a AP que “el principal impulso que moviliza a la gente… es no es tanto las virtudes del candidato, sino el temor a que salga el otro”.
Boric, un egresado de Derecho de 35 años, pasó de ser dirigente universitario a diputado y representa a Apruebo Dignidad, un bloque entre el izquierdista Frente Amplio y el Partido Comunista. Kast, de 55 años, un admirador de la dictadura militar de 1973 a 1990, fue cuatro veces diputado y compite por el Frente Social Cristiano, una alianza de dos colectividades conservadoras.
Las elecciones tienen lugar a dos años de una revuelta que se tradujo en una explosión de demandas sociales y en rechazo a las desigualdades, en un país donde reciben mejor salud y educación los chilenos que tienen dinero para pagarlas. Las demandas persisten y periódicamente afloran con fuerza.
“El próximo año es difícil, cualquiera de los dos candidatos que salga electo va a tener que bailar con la fea. Se viene un reajuste económico enorme”, afirmó Rivera.
Chile recuperó la actividad económica previa a la pandemia y este año crecerá entre un 11,5% y un 12% producto del fuerte consumo privado alimentado por los subsidios estatales y retiros de parte de los fondos de pensiones. Se estima que el crecimiento en 2022 bordeará el 2%.
Mario Marcel, presidente del Banco Central, dijo esta semana que “no es sostenible en el tiempo” la fuerte actividad empujada por el consumo, al que responsabilizó mayoritariamente por el alza de la inflación cercana al 7% anual cuya mayor inflación anterior fue en 2005, con 4,6%.
Desde comienzos del próximo año unos 16 millones de personas dejarán de recibir un ingreso familiar de emergencia y no habrá retiros de los fondos de jubilaciones que unos 10 millones de chilenos giraron en tres ocasiones en el último año y medio. En resumen, volverán a vivir con menos y con una inflación que no recordaban.
En Chile está prohibida la difusión de encuestas 15 días antes de las elecciones y las que se alcanzaron a realizar antes daban como favorito a Boric por varios puntos, pero los analistas coinciden en que el resultado del domingo será muy estrecho.