Los investigadores tomaron una micrografía electrónica de una célula de un riñón de un mono infectado con la variante ómicron.
Los investigadores tomaron una micrografía electrónica de una célula de un riñón de un mono infectado con la variante ómicron.
A la izquierda se aprecia el daño celular causado por la infección, en forma de vesículas hinchadas que contienen pequeñas partículas virales negras. A la derecha, un mayor zoom sobre la foto permite distinguir grupos de partículas virales con picos en forma de corona en la superficie (enmarcados en rojo).
Detectada por primera vez en noviembre en el continente africano, la variante B.1.1.529 de coronavirus fue denominada con la griega ómicron por la OMS, que la calificó de “preocupante”. Para el pasado sábado, se había constatado la presencia de la cepa en 38 países.
La cepa ómicron presenta una gran cantidad de mutaciones, de las que más de 30 se encuentran en la zona que codifica la proteína espiga, que le permite unirse a las células humanas. Este componente del virus es el objetivo principal de los anticuerpos que se producen para combatir la infección. Por eso los científicos temen que tales cambios pueden haber hecho el virus más transmisible y debilitar el efecto de las vacunas.
Fuente RT