AFP.- “Siempre fui la mujer que soy”, afirma la multifacética india Trinetra Haldar Gummaraju, 24 años, médico y futura cirujana, activa militante transgénero y estrella en la red social Instagram.
Pocos la veían como ella quería. Por lo contrario, desde los cuatro años, era acosada y avergonzada cada vez que trataba de ponerse los saris o los zapatos de tacón de su madre, o hacía cualquier cosa considerada femenina.
“Mis padres me veían como un macho deficiente”, explica Gummaraju, ahora médica en el KMC Manipal, uno de los principales hospitales universitarios del país.
Los chicos mayores la molestaban, los profesores la humillaban y un psicólogo aconsejó a su familia exponerla a “más influencias masculinas”.
Nadie consideró la posibilidad de que fuera transgénero, ni siquiera ella misma.
“No me permitía cuestionarme mi identidad de género porque en este país se tiene una imagen muy negativa de los transgéneros. Son vistos como siniestros, abusivos, peligrosos”, reconoce.
Aunque la gran mayoría de indios rezan a dioses hindúes que suelen mutar de formas masculinas a femeninas, la comunidad transgénero se ve marginada de la sociedad, con muchos de sus miembros forzados a mendigar o a trabajos sexuales.
– Ser yo misma en línea –
Cuando Gummaraju era adolescente, se odiaba tanto a sí misma que empezó a autolesionarse.
La esperanza llegó con su admisión a la escuela de medicina, un logro que impuso respeto entre aquellos que la habían rechazado.
Allí encontró una comunidad más comprensiva, incluyendo un terapeuta que le sugirió experimentar con su expresión de género.
Y ahí apareció Instagram, “un espacio en línea donde podía ser yo misma”.
Hoy tiene unos 220.000 seguidores, pero sus primeras publicaciones no fueron recibidos positivamente por profesores y compañeros suyos conservadores.
Persistió y finalmente se declaró transgénero ante su familia que la apoyó y después ante cientos de personas en Facebook.
La transición comenzó con su nuevo nombre Trinetra -en homenaje de una diosa hindú-, una terapia de reemplazo hormonal en 2018 y una cirugía en febrero de 2019.
Fue un momento eufórico, recuerda, aunque después le recomendaran un mes de cama para recuperarse.
“Ver tu cuerpo cambiar de forma es como una niebla que se levanta”, explica. “Me podía reconocer a mí misma en el espejo”, añade.
– Daños colaterales –
Algunos efectos colaterales fueron inesperados, y problemáticos. “Fue duro constatar que una de las cosas que me hizo darme cuenta de que ahora era una mujer fue el ser silbada y manoseada”, destaca.
También se encontró con amenazas de violación cuando subió a internet autorretratos, algo con los que pueden empatizar las mujeres cisgénero, aquellas cuya identidad de género coincide con su sexo de nacimiento.
“He experimentado muchas cosas en común con mujeres cisgénero”, prosigue.
Pero el creciente debate sobre los derechos de transgéneros amenaza con hacer la existencia de su colectivo todavía más precaria, con feministas cisgénero occidentales pidiendo que se las vete de espacios solo para mujeres, lamenta Trinetra.
Después de que un guardia de seguridad de un hospital la obligara a dejar el baño de mujeres en 2017, Gummaraju contrajo una infección urinaria por no beber agua durante horas para evitar utilisar un baño público.
“Algunas mujeres no parecen entender que no somos hombres cisgénero. No somos quienes representan una amenaza para ellas”, argumenta. Los discursos alarmistas deben terminar”, añade.
A pesar de los muchos desafíos enfrentados por la comunidad, espera que su perfil en auge ayude a los jóvenes transgénero a darse cuenta de que “la vida se vuelve mejor”.
“Como doctores, sabemos que los humanos son resilientes por defecto. Ten fe en tu capacidad para curarte”, resume.