AFP.- Miles de jóvenes comunistas de Cuba tomaron el jueves en una bulliciosa caravana el emblemático Malecón y algunas plazas de La Habana, tres semanas después de las inéditas protestas que sacudieron la isla y en medio de un pico de casos de coronavirus.
La manifestación convocada por la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba (UJC) “por la paz, el amor y la solidaridad”, se realizó 27 años después del “Maleconazo”, la única protesta masiva que enfrentó Fidel Castro tras el triunfo de la revolución en 1959, y el antecedente más cercano a los reclamos sociales del 11 y 12 de julio pasados, que dejaron un muerto, decenas de heridos y cientos de detenidos.
“Me motiva a participar la convocatoria que nos hicieron, y tratar de dar paz y tranquilidad. ¡Que es lo que nos hace falta!”, dijo a la AFP Odalys Izquierdo, de 29 años y conductora de un mototaxi eléctrico amarillo.
La joven subraya que es también una marcha contra los “líos y cosas” generadas por miles de manifestantes que salieron a las calles en julio.
Hartos de la escasez de alimentos y medicinas, ciudadanos salieron el 11 de julio a protestar al grito de “Tenemos hambre”, “Libertad” y “Abajo la dictadura” en más de 40 ciudades. Organizaciones civiles calculan que más de 700 personas fueron detenidas, pero hasta ahora las autoridades no han informado la cifra de arrestos.
Las autoridades judiciales informaron el jueves que 62 personas han sido juzgadas, principalmente por “desorden público”.
El presidente Miguel Díaz-Canel también se reunió el jueves en la Universidad de La Habana con jóvenes campesinos, estudiantes y trabajadores independientes, entre otros.
“A nuestros jóvenes hay que escucharlos como las más importantes personas que son”, dijo el presidente en Twitter.
- Cuba sí, yanquis no –
En una mañana soleada, se unieron a la caravana un sinnúmero de automóviles, un centenar de ciclistas y motociclistas, así como patinadores y hasta un manifestante en gocar, para recorrer el Malecón, que amaneció con fuerte presencia de policías.
En el recorrido por la costanera de ocho kilómetros, los manifestantes agitaron banderas cubanas y rojas de la UJC. Iban acompañados por un camión de la era soviética con una pantalla abordo que trasmitía conciertos y marchas anteriores. Una hilera de personas sobre la acera acompañó el paso de la caravana.
“Cuba sí, yanquis no”, gritaron los jóvenes comunistas al pasar frente al edificio de la embajada de Estados Unidos, ubicada sobre el Malecón.
“Necesitamos marchar y llevar adelante la revolución”, dijo Yoennis Quiala, un transportista privado de 34 años que conduce un Chevrolet modelo 1953, color terracota.
Quiala evocó el “Maleconazo”, cuando la protesta social en plena crisis económica de los 90 terminó con la llegada de Fidel Castro al lugar para pacificar la situación. “Como Fidel Castro fue Fidel Castro, y las personas lo vieron marchar siempre delante, aquellos que (entonces) estaban en contra, después se pusieron a favor”, explicó.
Y agregó que las revueltas de julio pasado estuvieron protagonizadas por “personas que siempre van a querer torcer la revolución, pero (…) cuando tu ves un pueblo que sigue adelante, no importa lo que se levante”.
- “Hay que dar el paso” –
Las concentraciones de este jueves ocurren en momentos en que Cuba reporta la segunda jornada con más fallecidos (93) por covid-19 desde que la isla reportó sus primeros casos en marzo de 2020. El jueves el país suma 8.399 fallecidos y 431.013 contagios.
“Reiteramos la exhortación” de “protección, del distanciamiento, (usar) el nasobuco, pero juntos a defender a nuestros principios, nuestra revolución, la soberanía de Cuba”, dijo el jefe de Epidemiología del Ministerio de Salud, Francisco Durán, en su habitual conferencia de prensa.
Concentrarse con tantas personas “puede ser peligroso”, admitió Izquierdo. “Pero toca (…), cuando hay que dar el paso, hay que darlo”, dijo sobre las concentraciones en parques de la capital que siguieron a la caravana, en la que cientos de jóvenes cantaron y bailaron.
Ante la avalancha de críticas que provocó en las redes sociales la iniciativa de la UJC, su flamante primera secretaria, Aylín Álvarez, reconoció en Twitter que las concentraciones fueron organizadas “en medio de un momento de pico pandémico, pero también de máxima agresividad e intentos de desestabilización interna”.
“Podemos morir de Covid-19, pero también de una bomba o de una pedrada en la cabeza. Nadie lo dude, de todo ello debemos cuidarnos y defendernos”, anotó.
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