Con la misión Europa Clipper, la agencia espacial norteamericana y la empresa de Elon Musk analizarán la luna Europa en busca de “condiciones adecuadas para la vida”.
En los últimos años, la NASA se ha empeñado en buscar indicios que demuestren que la vida de la Tierra no es la única que existe en el universo. Así, por ejemplo, han intentando buscar huellas biológicas que demuestren que Marte no siempre fue un planeta deshabitado, sino que, tal como sucede con la Tierra, hubo en algún momento de su existencia vida sobre su superficie.
De hecho, recientemente la Agencia Espacial Norteamericana, con ayuda de su rover Curiosity, se ha atrevido a decir que lo más seguro es que Marte no solo tuvo vida hace millones de años, sino que incluso podría tener vida hoy en día.
Según las investigaciones realizadas con el Curiosity, el robot se habría posado, hace algunos cuantos días, sobre una posible fuente de gas metano, sustancia que, en la mayoría de los casos, es producida por seres vivos (microbios).
“(Los hallazgos) apuntan a una región de emisión activa al oeste y suroeste del rover Curiosity en el suelo del cráter noroeste (…) Esto puede invocar una coincidencia de que seleccionamos un sitio de aterrizaje para Curiosity que se encuentra junto a un sitio de emisión de metano activo”, explicó la NASA.
¿Puede haber vida cerca a Júpiter?
Sin embargo, para esta organización no solo es importante Marte en la búsqueda de vida extraterrestre. Teniendo en cuenta la inmensidad del universo y la poquísima investigación que se ha hecho de este, la NASA decidió apostarle también a la investigación en otros planetas del Sistema Solar como Júpiter, específicamente una de sus lunas.
Europa, que hace parte del grupo de 53 lunas con las que cuenta Júpiter y que además es una de las más conocidas, sería el próximo destino de estudio de la NASA. En colaboración con Space Exploration Technologies Corp. (SpaceX, empresa del magnate y genio tecnológico Elon Musk), que recibió un contrato de 178 millones de dólares, la agencia estadounidense analizará si el astro cuenta o no con las “condiciones adecuadas para la vida”.
“Los objetivos clave de la misión son producir imágenes de alta resolución de la superficie de Europa, determinar su composición, buscar signos de actividad geológica reciente o en curso, medir el grosor de la capa helada de la luna, buscar lagos subterráneos y determinar la profundidad y salinidad del océano europeo”, indica la NASA, por medio de un comunicado de prensa.
Asimismo, informó que la misión, la cual se desarrollará bajo el nombre de Europa Clipper, tendría el año 2024 como una fecha tentativa de ejecución, cuando se lance “un cohete Falcon Heavy desde el Complejo de Lanzamiento 39A en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida”.
“Misiones como Europa Clipper contribuyen al campo de la astrobiología, la investigación interdisciplinar sobre las variables y condiciones de mundos distantes que podrían albergar la vida tal como la conocemos”, añade la NASA en otra misiva.
Ahora bien, aunque esta entidad también corrige a aquellos que aseguran que esta misión tiene como fin la detección de vida en la superficie de la luna Europa, no descarta que sea este el objetivo después de lo investigado con Europa Clipper.
“Comprender la habitabilidad de Europa ayudará a los científicos a comprender mejor cómo se desarrolló la vida en la Tierra y el potencial de encontrar vida más allá de nuestro planeta”, manifiestan desde esta agencia espacial.
Cabe recordar que, según tesis de algunos investigadores, Europa cuenta con volcanes que yacen en su fondo marino, situación que de confirmarse podría ser uno de los primeros pasos para determinar la sustentabilidad de vida en esa luna.
“La perspectiva de un interior cálido y rocoso y de volcanes en el fondo marino de Europa aumenta la posibilidad de que el océano de Europa sea un entorno habitable (…) Es posible que podamos probar esto con las medidas de composición y gravedad planificadas de Europa Clipper, que es una perspectiva emocionante”, concluyó el científico del Proyecto Europa, Clipper Robert Pappalardo, quien también hace parte del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
Infobae