AFP.- Jordania celebrará el domingo su centenario en un momento en que el país vive una de las peores crisis de su historia debido a las tensiones en el seno de la familia real.
Una semana antes de la conmemoración, el príncipe Hamza, bisnieto del fundador de la monarquía hachemita jordana, fue puesto bajo arresto domiciliario, acusado de estar implicado en un “complot maligno” contra su país, acusación que rechaza.
Una veintena de personas fueron detenidas y, bajo presión familiar, el príncipe prometió “permanecer leal” al rey Abdalá II -su hermanastro-, que en 2004 le despojó del título de príncipe heredero en favor de su propio hijo mayor.
Sin embargo, criticó la mala gestión del gobernante, que podría llevar a la caída del país.
El 11 de abril marca el día en que Abdulá, que se convirtió en emir hachemita de Transjordania gracias de los británicos, tomó las riendas del poder.
Los actuales gobernantes se jactan de la notable longevidad del reino en una región tan turbulenta.
Incluso antes del supuesto caso de conspiración, debido a las restricciones relacionadas con la pandemia de covid-19, el programa de festejos se limitaba a unos pocos actos culturales y a carteles con la corona real y el lema “1921-2021: 100 años y contando”.
Nacido en marzo de 1921, el emirato de Transjordania, más allá del río Jordán, se separó de la Palestina histórica y quedó bajo mandato británico.
Se atribuye a Abdalá, el segundo hijo de Sherif Hussein, que organizó la revuelta árabe contra el Imperio Otomano en beneficio de los británicos, a cambio de un reino árabe que nunca vería la luz.
En 1946 se proclamó la independencia, y en mayo el emirato se convirtió en el reino hachemita de Jordania, con Abdalá I como rey.
– Septiembre Negro –
Es la única monarquía hachemita que sigue en el poder.
Faisal II, rey de Irak, fue derrocado en 1958. Alí, el hijo mayor del sherif Husein, gobernó sólo brevemente el Hiyaz, región del oeste de la península arábiga, antes de ser derrocado en 1925 por los Al Saud, todavía en el poder en Arabia Saudita.
Abdulá I fue asesinado por un palestino en julio de 1951 y su nieto, el rey Husein (reinado: 1952-1999), logró escapar de decenas de atentados.
Tras la derrota árabe ante el naciente Estado de Israel, Abdulá “unificó” las dos orillas del Jordán bajo su corona en abril de 1950, un año después de la anexión de Cisjordania, y ofreció a todos los habitantes la ciudadanía jordana.
Su idea era facilitar la integración de los palestinos y hacerlos participar en la modernización del país.
Este sistema, en el que todos tenían ventajas, funcionó a pesar de la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1964 y del despertar del sentimiento nacional palestino.
Pero “Septiembre Negro” hizo añicos la idea de una nación única. Ese enfrentamiento traumático, seguido de dos décadas de turbulencias, permanece en la mente de muchos.
En septiembre de 1970, para restaurar la autoridad de la monarquía desafiada por la OLP, las tropas jordanas expulsaron a los combatientes palestinos.
En 1988, el rey Husein se desvinculó completamente de Cisjordania -donde la OLP se había impuesto políticamente- y retiró la ciudadanía jordana a los palestinos de ese territorio.
Con el paso del tiempo, las desavenencias con los palestinos se atenuaron y el rey Abdalá II, que subió al trono en 1999 y cuya esposa, la reina Rania, es palestina, lanzó los lemas “Jordania primero” y “Todos somos jordanos”.
A principios de la década de 2000, eliminó de los documentos oficiales el origen transjordano o palestino de los ciudadanos del país. Muchos de los 10 millones de habitantes del país tienen esa ascendencia.