El día de la Pasión de Cristo comenzó de madrugada con el juicio del Sanedrín, continuó con la flagelación, la sentencia a muerte de los romanos y la frase de Poncio Pilatos: “me lavo las manos”. El momento culminante fue la crucifixión rodeado por dos hombres que -contra la creencia popular- no eran ladrones.
Los juicios a Jesús constaron de seis eventos: tres en una corte religiosa y tres ante una corte política. Fue juzgado ante Anás -el sumo sacerdote saliente-, Caifás -el sumo sacerdote en funciones- y el Sanedrín. En estos procesos “eclesiásticos” -vimos el Jueves Santo- fue acusado de blasfemia por afirmar ser el “hijo de Dios” y el “Mesías”.
Los juicios religiosos ante las autoridades judías mostraron el grado en que los líderes de esa comunidad odiaban a Jesús, porque en los mismos desatendieron muchas de sus propias leyes.
Hubieron muchas ilegalidades: ningún juicio debía llevarse a cabo durante alguna celebración -y Jesús fue juzgado durante la Pascua-; cada miembro de la corte debía votar individualmente para condenar o absolver -pero Jesús fue condenado por una gritería de protestas y desaprobación-; ningún juicio debía llevarse a cabo por la noche, -pero este juicio se hizo antes del amanecer-; se debía proporcionar al acusado un “abogado defensor” -pero Jesús no tuvo ninguno-; no debían hacerse preguntas de auto-incriminación al acusado -pero a Jesús se le preguntó si era el Cristo-.
Los juicios ante las autoridades romanas comenzaron con Poncio Pilato después que Jesús había sido golpeado. Los cargos llevados contra él eran muy diferentes a los de sus juicios religiosos, fue acusado de incitar a la gente a una revuelta, prohibiéndole al pueblo pagar impuestos y clamando ser un rey. Pilato no encontró razón para matar a Jesús, así que lo envió a Herodes, quien lo ridiculizó, pero queriendo evitar toda responsabilidad política, lo envió de regreso a Pilato. Este era el último juicio, por lo que Pilato mandó azotar a Jesús, tratando de aplacar la animosidad de los judíos.
Jesús es azotado. Fresco de artistas de la escuela giottesca, entre el 300 y el 400, Iglesia de Santa María, Vallo di Nera, Perugia, Umbría
Jesús ya estaba totalmente desfigurado a causa de los golpes, entonces Pilato ofreció que el prisionero Barrabás fuera crucificado y Jesús liberado, pero fue en vano. La turba gritó que Barrabás fuera liberado y Jesús crucificado, porque “él se dice rey y no tenemos otro rey que el César”. Pilato les concedió su demanda y entregó a Jesús.
La pena de muerte en aquel momento podía ser por el “crimen laesae maiestatis populi Romani”, que es el que se comete contra el pueblo o contra su seguridad. También eran condenados a muerte los que provocaran sedición o tumulto incitando al pueblo.
O quienes cometieran “perduellio” que es un ataque grave al imperio. Aunque ninguno de estos delitos fueron plenamente probados en la persona de Jesús. Los judíos acusaron y presionaron y los romanos sentenciaron y crucificaron. Poncio Pilato podría haberlo salvado y no lo hizo.
Jesús muere por causas políticas y no religiosas. Era subversivo, en el pleno uso que la terminología otorga al vocablo: pretendía alterar el orden social o destruir la estabilidad política de un país.
Y saldrá Jesús para ser crucificado aproximadamente cerca de la localización de la antigua fortaleza Antonia, dirigiéndose hacia el Oeste a través de la ciudad antigua hacia el monte del Gólgota.“Cristo ante Poncio Pilato”, pintura del artista húngaro Mihály Munkácsy
Irá junto a dos condenados que, contra la creencia popular, no eran ladrones. La crucifixión era un castigo que los romanos aplicaban únicamente a los rebeldes políticos, a los revolucionarios sociales y a los subversivos, no a los ladrones. Es decir que podrían haber sido un tipo de agitadores políticos contra el gobierno de Roma, representado por Poncio Pilato.
La cruz que cargó Jesús hasta el lugar de su ejecución ¿es como la hemos visto en infinidad de pinturas y esculturas? No. Son todas licencias artísticas.
La apócrifa “epístola de Bernabé” -de autor cristiano desconocido-, escrita a inicios del siglo II, describe la cruz como semejante a la letra T. Justino mártir, Ireneo de Lyon y Tertuliano nos indican también que era con forma de T. El “grafito de Alexámenos” -un grafiti encontrado en un muro en el monte Palatino en Roma- es la representación de un hombre crucificado con cabeza de burro y de otro hombre que le adora.
La mayoría de los estudiosos lo interpretan como burla anticristiana y también es una T. Y en el 432, la crucifixión es representada en forma de T en la puerta de madera de la basílica de santa Sabina en Roma. Mateo, Marco, Lucas y Juan narran su propia versión de los hechos pero apenas aportan detalles sobre la forma en que se ejecutó la pena:
“Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron”. (Mateo 27:35).
“Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno”. (Marcos 15:25).
“Cuando llegaron al lugar llamado ‘del Cráneo’, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda”. (Lucas 23:33).
“Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio”. (Juan 19:18).El camino del Calvario, pintura de Thomas de Coloswar, realizada en 1427. Se encuentra en el Museo Cristiano de Esztergom, Hungría
William Edwards, Wesley Gabel y Floyd Hosmer, en sus estudios, nos relatan que el condenado usualmente iba desnudo, a menos que fuera prohibido por las costumbres locales. Debido a que la cruz pesaba más 136 kilos, sólo se llevaba el travesaño horizontal llamado “patíbulum”, que pesaba entre 34 a 57 kilos, era colocado sobre la nuca de la víctima y se balanceaba sobre sus dos hombros. El palo horizontal -“estípete”- estaba clavado en el lugar de la ejecución. Usualmente se ataban los brazos extendidos al travesaño.
La flagelación de Jesús había producido grandes laceraciones y considerable pérdida de sangre, lo que probablemente contribuyó a un shock hipovolémico, como se evidencia por el hecho de que Jesús estaba demasiado débil para cargar el patibulum y tuvo que ser ayudado. El mayor efecto de la crucifixión era no poder respirar, así que la muerte resultaba básicamente por asfixia y por muchos otros motivos colaterales debido a los castigos recibidos.
Para prolongar el proceso de crucifixión, una pequeña viga horizontal se fijaba a mitad del estípite sirviendo así como asiento. El reo al llegar al lugar de su ejecución era tirado al suelo sobre sus espaldas con sus brazos extendidos a lo largo del patíbulum. Las manos podían ser clavadas o amarradas al travesaño. Y se le solía dar un trago de vino mezclado con mirra como analgésico. Jesús lo pide cuando nos dicen que “tiene sed” y esto nos es narrado en los evangelios de Marcos 15,36, Mateo 27,48, Lucas 23,36 yJuan 19,29-30.La crucifixión, por Gerard David, pintor neerlandés de fines del siglo XV
El lapso de supervivencia generalmente fluctuaba desde tres a cuatro horas hasta tres o cuatro días, sin embargo los soldados romanos podían apresurar la muerte al partirle las piernas debajo de las rodillas al condenado. Así, al tener las piernas rotas, no podían elevarse para respirar y morían de asfixia. Como dijimos el cuerpo, para mayor deshonra estaría desnudo, aunque según el sudario de Turín se ve que tenía un paño. Pero Jesús estaba lacerado, sangrando, los insectos y las aves podían haberlo picoteado, se defecaban y se orinaban sobre él.
La muerte de Jesús sorprendió hasta Poncio Pilato por lo rápido que fue. Esto pudo haber ocurrido sencillamente por su estado de agotamiento y por la severidad de la flagelación. El fallecimiento fue asegurado por una puntada de lanza en su costado. La interpretación médica moderna del evento histórico indica que Jesús estaba muerto cuando fue bajado de la cruz.Fresco llamado Transporte de Cristo al sepulcro de Giovanni di Pietro (Lo Spagna) en La Madonna delle Lacrime, Trevi, Perugia
En la ejecución también está presente José, “un hombre rico” de la ciudad de Arimatea y miembro respetado del Sanedrín. En uno de los Evangelios José de Arimatea no aparece descrito como uno de los seguidores de Jesús, sino como un judío piadoso que desea asegurarse que su cadáver sea enterrado de acuerdo con la ley judía, que no permite que se les deje expuestos de noche.
En esta ocasión, José se arma de valor y le pide a Pilato el cuerpo, que pesaba en ese momento más o menos 33 kilos. La fragancia de las especias podría contrarrestar el mal olor y retrasar la descomposición. La gran cantidad de especias muestra que Nicodemo debe haber sido un hombre muy rico dado que eran generalmente importadas y muy caras.
Ya en la tumba José y Nicodemo pusieron el cuerpo de Jesús en una losa y “y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas” a la manera de los Judíos de la época de Jesús (Juan 19:40), que simplemente lavaban el cuerpo, la ungían con aceite, y lo envolvían con las vendas llenas de especias. Sólo la cabeza se deja libre para ser cubierta con un paño especial después de que el cuerpo estaba en la tumba. El rostro estaba envuelto en paños separados.
Hacen rodar una gran roca, la sellan. Y así quedó Jesús en el sepulcro.