AFP.- Un volcán entró en erupción este viernes en Islandia a unos 40 km de la capital, Reikiavik, iluminando el cielo con una nube roja y obligando a las autoridades a establecer una zona de exclusión aérea.
“Ha comenzado una erupción volcánica en Fagradalsfjall. El vuelo aéreo está en código rojo, pero los sismógrafos registran muy pocas turbulencias”, escribió la Agencia Meteorológica islandesa en Twitter.
El sistema volcánico de Krysuvik se encuentra al sur de la montaña Fagradalsfjall, en la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia.
“La Agencia Meteorológica recibió la primera notificación a las 21H40 GMT. La erupción fue confirmada por cámaras web e imágenes vía satélite”, precisó esta oficina en su página web.
La policía y los guardacostas han sido enviados al lugar pero se ha advertido a la población de que no se acerque.
El aeropuerto internacional islandés de Keflavik y el pequeño puerto pesquero de Grindavik se hallan a pocos km de distancia, pero la zona está deshabitada y no se prevé que la erupción suponga un peligro.
Las erupciones volcánicas en la región son efusivas, es decir la mayor parte de la lava mana hacia el suelo, a diferencia de las explosivas que arrojan nubes de ceniza hacia el cielo.
El sistema volcánico de Krysuvik lleva inactivo 900 años, según la Oficina Meteorológica y la última erupción en la península de Reykjanes se remonta a casi 800 años, a 1240.
- Extremar la vigilancia –
La zona lleva semanas bajo una mayor vigilancia porque el 24 de febrero se registró un terremoto de magnitud 5,7 cerca del monte Keilir, en las afueras de Reikiavik.
A este terremoto le siguió un número inusual de temblores menos fuertes: más de 50.000, la mayor cantidad desde que comenzaron los registros digitales en 1991.
Desde entonces la actividad sísmica se ha desplazado varios kilómetros al suroeste, centrándose alrededor de la montaña Fagradalsfjall, donde se ha detectado magma a solo un kilómetro bajo la superficie terrestre durante los últimos días.
Las emisiones de gases de los volcanes, sobre todo el dióxido de azufre, pueden ser elevadas en las inmediaciones de una erupción y constituir un peligro para la salud, llegando incluso a ser mortales.
A distancia, la contaminación puede superar los límites aceptables, en función del viento.
El gas “puede causar problemas y tener efectos nocivos para la salud”, advirtió la Agencia islandesa de Medio Ambiente.
Islandia tiene 32 volcanes actualmente considerados activos, el número más alto de Europa. El país ha registrado una erupción cada cinco años en promedio.
Esta gran isla cercana al Círculo Polar Ártico se extiende sobre la dorsal mesoatlántica, una fisura en el fondo del océano que separa las placas tectónicas euroasiática y norteamericana.
El desplazamiento de estas placas es en parte responsable de la intensa actividad volcánica de Islandia.
La erupción más reciente se produjo en Holuhraun (empezó en agosto de 2014 y terminó en febrero de 2015), en el sistema volcánico de Bardarbunga, en una zona deshabitada del centro de la isla.
Esta erupción no causó problemas importantes, más allá de los ocasionados a las poblaciones más cercanas.
Pero en 2010, una erupción en el volcán Eyjafjallajokull escupió enormes nubes de humo y de cenizas a la atmósfera, interrumpiendo el tráfico aéreo durante más de una semana, con la anulación de más de 100.000 vuelos en todo el mundo que dejó a unos 10 millones de pasajeros bloqueados durante días.
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