AFP.- La República Democrática del Congo, ya confrontada a múltiples epidemias, alberga uno de los brotes de peste más antiguos del mundo, que parece estar aumentando desde finales de 2020, en una zona remota fronteriza con Uganda y el sur de Sudán.
El bacilo fue identificado por primera vez en 1926 en la actual provincia de Ituri (noreste).
“El brote congoleño es el más antiguo del mundo”, dice la División Provincial de Salud.
“La peste no ha dejado de circular desde su descubrimiento. Va y viene. Pero parece que ha vuelto después de 40 años. Los habitantes no estaban preparados”, afirma la doctora Anne Laudisoit, epidemióloga y miembro de un equipo multidisciplinario enviado al lugar.
Desde el 15 de noviembre, se han registrado 335 casos sospechosos, entre ellos siete muertes, según los registros epidemiológicos consultados en el lugar.
La transmisión a los humanos se produce a través de las pulgas infectadas de los roedores, y de las ratas negras en particular.
Las ratas contaminan al entrar en las casas, atraídas por los alimentos y las reservas de comida.
“La población no es consciente del peligro que representan las pulgas y las ratas en la transmisión y el mantenimiento de la peste”, lamenta el médico congoleño Michel Mandro, de la División Provincial de Salud (DSP).
Se han colocado trampas para pulgas en los focos de contagios para poder realizar pruebas que confirmen la presencia de la plaga.
También se están tomando muestras de cadáveres de ratas, otro posible indicador de la enfermedad.
También se toman muestras de personas con síntomas de peste bubónica (ganglios linfáticos, fiebre y otros). Estas muestras sospechosas de peste siguen sin confirmarse, señal de que la investigación sobre la enfermedad está descuidada en RDC, según una fuente científica.