Era apenas una historia de amor incipiente y al final duró 33 años: Diego Maradona, Prensa Latina y Cuba.
Se nos fue Diego Armando, pero quedan memorias y recuerdos imperecederos, sui-géneris y emotivos, como resultó la amistad y el amor que durante más de tres décadas mantuvo al Pibe de Oro en un pedestal merecido.
La aventura del Pelusa en Cuba se remite indefectiblemente a la Agencia Prensa Latina y a una serie de autores casi anónimos que hicieron posible la visita a La Habana en el mes de julio de 1987 para recibir el Premio al Mejor Deportista Latinoamericano de entonces.
Un engranaje complejo y marcado de altibajos precedieron al viaje del astro argentino del fútbol, flamante campeón mundial de México 1986, quien en ese momento pertenecía al club Nápoles de Italia, donde residía.
Su adiós este 25 de noviembre de 2020 tomó por sorpresa a todos y se convirtió en supernoticia de la fecha. Aunque nuestros contactos directos se espaciaron con el paso del tiempo, Maradona conservó su puesto de figura privilegiada en los espacios de Prensa Latina.
Luego de un proceso organizativo lleno de detalles y el empeño puesto por Elmer Rodríguez, Editor Jefe en la época, y quien suscribe en calidad de Editor Deportivo, en la noche del 23 de julio de 1987 llegaba el Pibe de Oro a La Habana acompañado de varios familiares.
El primer toque de ternura nos llegó en el aeropuerto internacional José Martí al mostrarnos orgulloso a su primogénita de apenas tres meses de nacida, Dalma Nerea, en brazos de su madre Claudia Villafañe.
‘Dalma estará a mi lado siempre; por famoso que sea, no se deja atrás nunca a una hija (luego vendría su otra niña, Giannina)’, recalcó en tono solemne Diego, que llegaba con cierto grado de tensión y crispación de nervios.
De hecho poco o nada sabia de Cuba. Unicamente el hablar argentino del inefable colega rioplatense Víctor Ego Ducrot, y la conversación con Elmer Rodríguez (cubrió el Mundial de México) y conmigo mismo, terminó relajando el ambiente.
‘Perdoneme, es que vengo de enfrentar a medios muy agresivos que hasta podían dañar a mi familia’, le comentó apenas ingresar en el auto a Pedro Margolles, entonces presidente de Prensa Latina.
Lo que vino después fueron numerosas visitas de cortesía a organismos deportivos y culturales cubanos, y lo que sería la guinda de la torta, una ceremonia de premiación en la elegante residencia La Maison del barrio habanero de Miramar.
Había transcurrido todo lo que se suponía el momento cumbre el 26 de julio, Día de la Rebeldía Nacional en Cuba, tras recibir un hermoso trofeo de cristal elaborado en Bohemia, República Checa, pero quedaba una sorpresa.
Diego Armando Maradona, junto a su esposa e hija, su madre, suegra, hermana, cuñada, su representante y algunos periodistas, eran invitados especiales al Palacio de la Revolución para encontrarse con el presidente Fidel Castro.
Nació una estrecha y duradera amistad entre el líder de la Revolución cubana y el afamado futbolista.
Prensa Latina rescató nuevamente a Maradona en 2003 para entregarle otro lauro signficativo, Deportista Latinoamericano Más Destacado del siglo XX, en una gala celebrada en el Hotel Nacional de La Habana.
Allí volvimos a departir con Diego en una entrañable velada, con el adorno del canto, nada menos que de Omara Portuondo, la diva del Buena Vista Social Club.
Maradona enfrentó a lo largo de su trayectoria deportiva y personal por momentos bastante difíciles. Tal vez por ello agradeció esa noche de forma tan sentida a Prensa Latina y a los medios de la región que lo encumbraron como figura de la anterior centuria.
Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=413794&SEO=diego-maradona-prensa-latina-y-cuba