El líder opositor ruso Alexei Navalny, uno de los más duros críticos del presidente Vladimir Putin, cayó el viernes en coma en un hospital de Siberia, víctima de lo que sus aliados dijeron parecía ser un envenenamiento organizado por el Kremlin.
La organización de Navalny se apresuraba a hacer arreglos para trasladarlo a Alemania para continuar con su tratamiento; un grupo alemán señaló que está preparado para enviar un avión para recogerlo y destacó que un hospital de Berlín está listo para atenderlo.
Navalny, de 44 años, enfermó el jueves en un vuelo de regreso a Moscú desde la ciudad siberiana de Tomsk, y fue llevado al hospital luego de que la aeronave realizara un aterrizaje de emergencia en Omsk, declaró la portavoz de Navalny, Kira Yarmysh, vía Twitter.
Yarmysh dijo a la radiodifusora Echo Moskvy que Navalny ingirió veneno en un té que bebió en una cafetería del aeropuerto antes de abordar el avión la mañana del jueves. Durante el vuelo, Navalny comenzó a sudar y le pidió que le hablara para que “pudiera concentrarse en el sonido de su voz”. Posteriormente entró al baño y perdió el conocimiento, y desde entonces ha estado en coma y conectado a un respirador en condición grave.
En un comunicado en video difundido la mañana del viernes en Omsk, la vocera dijo que Navalny continuaba en estado crítico y pidió a los directivos del hospital que “no nos impidan proveer la documentación necesaria para su traslado”. Se desconoce cuáles serían las posibles obstrucciones.
Otros miembros de la oposición no tardaron en dejar entrever la participación del Kremlin.
“Estamos seguros de que las únicas personas con la capacidad de ir tras Navalny o detrás de mí son los servicios de seguridad rusos con clara autorización de la cúpula política rusa”, dijo a The Associated Press Pyotr Verzilov, miembro del grupo de protesta Pussy Riot que fue internado en una unidad de cuidados intensivos luego de un supuesto caso de envenenamiento en 2018. “Creemos que definitivamente Putin es una persona que autoriza esta situación”.
Jaka Bizilj, de la organización alemana Cinema for Peace, que organizó la atención médica para Verzilov en Alemania, dijo que a solicitud de Verzilov “enviaremos a la medianoche una ambulancia aérea con equipo médico y especialistas con los que Navalny pueda ser trasladado a Alemania”.
Omsk se ubica unos 4.200 kilómetros (2.500 millas) al este de Berlín, y a unas seis horas de distancia en avión.
Los doctores en el Hospital Ambulancia No. 1 de Omsk, en donde el político se encuentra internado, guardan silencio sobre el diagnóstico y se limitan a decir que sopesan distintas teorías, incluyendo el envenenamiento. Las autoridades locales de salud señalaron que no encontraron indicios de que Navalny sufriera un ataque cardiaco, un infarto cardiovascular o padeciera COVID-19.
En un principio, las autoridades se rehusaron a que la esposa de Navalny, Yulia, viera a su marido, además de que han rechazado solicitudes de documentos que le permitirían ser transferido a un hospital europeo para continuar con su tratamiento, dijo Yarmysh, la portavoz de Navalny.
Verzilov, quien fue trasladado a Berlín para recibir atención médica en 2018, dijo que los hospitales de Omsk y Moscú no serían capaces de brindar la atención adecuada que requiere Navalny y expresó su preocupación sobre la presión que podrían ejercer los servicios de seguridad a los médicos en Rusia.
El portavoz del Kremlin Dmitry Peskov dijo que era necesario esperar los resultados del análisis que demuestren las causas de la condición de Navalny, y añadió que las autoridades tendrían en cuenta la solicitud para permitir que Navalny recibiera atención médica fuera de Rusia, que aún no abre por completo sus fronteras tras el cierre causado por el coronavirus.
La agencia noticiosa estatal Tass reportó que la policía no está tomando en cuenta la hipótesis de un envenenamiento intencional, una declaración que rechazaron los aliados del político.
Los reportes de un posible envenenamiento causaron revuelo en Occidente.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que su país estaba listo para ofrecerle a Navalny y a su familia “toda la asistencia necesaria en términos de atención médica, asilo, protección”, e insistió que se necesita aclarar lo sucedido.
La canciller alemana Angela Merkel, en conferencia de prensa conjunta con Macron, emitió declaraciones similares: “Lo que es muy importante es que se aclarará con urgencia cómo se llegó a esta situación”.
El secretario del Exterior de Gran Bretaña, Dominic Raab, y las Naciones Unidas también expresaron preocupación sobre lo sucedido a Navalny, mientras que Amnistía Internacional exigió una investigación exhaustiva.
La viuda de Alexander Litvinenko, el agente ruso que murió por envenenamiento radioactivo en Londres en 2016, expresó desde Italia su preocupación de que los enemigos de Navalny en Rusia pudieran haber decidido que era momento de utilizar una “nueva táctica”.
Fuente: Infobae