Xi Jinping mostró preocupación ante la crisis desatada por la pandemia del coronavirus, originada en la ciudad de Wuhan.
Xi Jinping buscó darle algo de épica a su anuncio. Pretendió mostrar una vuelta conceptual a la preocupación que crece en su administración y en el círculo íntimo del Partido Comunista Chino (PCC): la crisis alimentaria que podría desencadenarse a raíz de la pandemia del coronavirus, cuyas estadísticas oficiales son de dudosa credibilidad.
El jefe del régimen pidió “frugalidad” a la población. Es decir, comer menos y evitar los “desperdicios” de comida. “El desperdicio es vergonzoso y la frugalidad es honorable”, señaló Jinping en su discurso más reciente, publicado por la agencia de noticias estatal Xinhua. El secretario general del Comité Central del PCC, presidente del Estado y presidente de la Comisión Militar Central, dijo que si bien la producción de granos de cereales continúa, es necesario ser conscientes de la crisis en la seguridad alimentaria. “El impacto de la nueva epidemia mundial de coronavirus encendió la alarma”, enfatizó.
“Es impactante y angustioso”, dijo Jinping. En tal sentido, instó a tomar medidas para encarar una “economía estricta” y para “oponerse al desperdicio”. Incluso, citó un poema: “¿Quién sabe que de nuestra comida en el plato, cada grano llega después de un trabajo duro?”. “Todavía deberíamos mantener una sensación de crisis acerca de la seguridad alimentaria. El impacto de la pandemia COVID-19 de este año encendió la alarma”, añadió.
A la epidemia del coronavirus nacida en Wuha, Hubei que paralizó la economía se le sumó una temporada de inundaciones que ha provocado una merma en la producción de cereales, lo que generó una aceleración en el precio de los alimentos. Alrededor de un 30 por ciento de los granos chinos son importados, y este año sus precios podrían aumentar todavía más.
De inmediato, tras escuchar la advertencia de Jinping, autoridades locales comenzaron a trabajar para evitar el “desperdicio” de comida. En diversas provincias, como Hubei y Henan lanzaron la “operación plano vacío”, que nació en 2013 pero que se reinició tras las palabras del jefe del PCC. Fue así que la Asociación Industrial de Catering de Wuhan llamó a todos los restaurantes para que implementen el sistema “pedido N-1″, es decir, a cada pedido hecho en una mesa de comensales se restaría un plato de comida.
En rigor, serán dos platos menos de comida dado que siempre en las mesas se encargaba un plato extra. La tradición china indica que en una cena deben servirse tantos platos como comensales haya más uno, pero ahora a los chinos se los incita a cambiar la regla, consumiendo tantos platos como comensales haya menos uno.
La resolución fue altamente criticada en las redes sociales, según consignó el diario inglés The Guardian. “El nivel de control… ¿incluso el número de platos que se piden tiene que estar regulado?”, preguntó un usuario. “Esto parece estar dirigido a la clase baja, pero ya somos ahorrativos. Esto no significará nada para los ricos”. Otro dijo: “Odio especialmente este tipo de acción política que se apoya en la gente común para actuar”.
Pero la insólita propuesta no terminará allí. Los restaurantes deberán ofrecer porciones de tamaño medio y más pequeñas, así como poner a disposición cajas para llevar las sobras. Siguiendo el ejemplo de Wuhan, las ciudades de Xianning y Xinyang también propusieron implementar el sistema “pedido N-1″. En Chonging, la Federación de Industria y Comercio, llamó a colocar pantallas en las tiendas de comidas para que se recuerde a los clientes que consuman de manera “frugal” y establecer medidas para controlar y supervisar que “los consumidores coman frugalmente”.
Los medios locales también comenzaron una campaña de “concientización”. Hacen coberturas de restaurantes y muestran cómo clientes piden más platos de los que terminan consumiendo.En su mensaje, Jinping pidió fortalecer las medidas a largo plazo para “detener decididamente el desperdicio de alimentos”.
Un informe de la Academia de Ciencias de China de 2015 reveló que en las grandes ciudades se desperdician hasta 18 millones de toneladas de alimentos al año, lo suficiente para alimentar a entre 30 y 50 millones de personas al año. La tendencia pudo haber crecido en los últimos años. El temor del régimen es que ante la escasez de alimentos productos de la crisis provocada por el coronavirus, esas toneladas de comidas puedan servir como un paliativo.
Fuente: Infobae