Una especialista analizó las razones -que no son científicas- por las que cree que el fármaco no tendrá el resultado esperado.
Los proyectos para desarrollar una vacuna efectiva contra el coronavirus ya son más de 140 en todo el mundo y varios laboratorios trabajan en EE.UU. para conseguirla. Sin embargo, una pediatra asegura que cuando la medicación esté disponible no será todo lo efectiva que debería y los motivos de ello no son científicos.
De acuerdo con la opinión que la doctora Phoebe Danziger publicó en el diario The New York Times, mucha gente no está dispuesta a aplicarse la futura vacuna y citó encuestas que muestran que solamente entre la mitad y tres cuartas partes de los estadounidenses lo hará. Según ella, esa cifra está “por debajo” de lo que se necesita para “proteger” a la comunidad.
En el mismo sentido, explicó que por su trabajo dialoga con padres que tienen “inquietudes acerca de las vacunas en general”, por lo que muchos ya afirmaron que, “al menos en el corto plazo”, ni ellos ni sus hijos recibirán el fármaco. “Cuestionan la seguridad de una vacuna desarrollada en una línea de tiempo acelerada y la sombra de la presión política”, dijo, agregando que “algunas familias incluso aceptan la teoría conspirativa de que se implantarán microchips junto a la vacuna”.
El movimiento antivacunas
A esta desconfianza se suma la presión del movimiento antivacunas, del que forman parte tanto padres liberales, que proponen una identidad de salud y de paternidad “naturales”, como conservadores, que muestran desconfianza hacia el gobierno y destacan la importancia de la libertad individual. También la raza juega un papel importante, ya que hay familias de color que se oponen como respuesta a la historia de experimentación sufrida por las comunidades marginadas.
Por lo tanto, la pregunta que se hace Danziger es cómo persuadir a esos grupos. Para lograrlo, debe tenerse el apoyo de referentes comunitarios y de figuras públicas que puedan mediar en esta discusión y asegurar que los sectores más vulnerables tengan prioridad en la distribución de las dosis. Además, líderes religiosos, como rabinos, pastores e imanes, tendrán un papel fundamental frente a algunas creencias religiosas opuestas a la vacunación.
Otro elemento fundamental para aumentar la aceptación es el ‘marketing’, por lo que la pediatra propuso ofrecer “vacunas verdes”, hechas con procesos y con una composición transparentes y con información que sea accesible sobre cómo fue desarrollada y sobre sus pruebas y su monitoreo.
Importancia de los vínculos de confianza
Frente a este panorama, Danziger manifestó que la construcción de relaciones sólidas son las que podrán aumentar la confianza, algo que puede lograrse con los padres dentro de un consultorio, pero que no es suficiente. Según explicó, las condiciones sociales, entre las que mencionó la desigualdad educativa y de ingresos, el racismo y la discriminación de género, generaron un clima cultural en el que las vacunas “representan mucho más que una simple inmunización contra las enfermedades infecciosas”.
En este contexto, la especialista reconoció que no se puede dar por hecho que el fármaco será aceptado por los estadounidenses, por lo que es necesario discutir los valores y los objetivos de un programa de vacunación de forma temprana, transparente, explícita e incluyendo la amplia variedad de voces que durante años advirtieron que está rota la confianza en las instituciones y en los sistemas responsables de las vacunas de EE.UU.
Fuente: RT