La muerte del exguerrillero Edén Pastora, el mítico “Comandante Cero”, causó reacciones encontradas el martes en Nicaragua, donde algunos lo admiraron por sus acciones guerrilleras, y otros lo rechazaron por su alianza con el presidente del país, Daniel Ortega.
La esposa de Ortega, la vicepresidenta Rosario Murillo, llenó de halagos a Pastora, de 83 años, horas después de que el Canal 6, televisora estatal, anunciara el fallecimiento.
El “Comandante Cero” como personaje mítico se hizo internacionalmente conocido en agosto de 1978, cuando Pastora, bajo ese pseudónimo, lideró el asalto al Parlamento de Nicaragua, en la llamada “Operación Chanchera”, que sirvió para liberar a un grupo de presos políticos, y que aceleró la caída de la dictadura somocista.
Cuatro años después de aquella operación, y ya con Nicaragua gobernada por Ortega, Pastora se alejó de los sandinistas con el argumento de que no seguían los preceptos del héroe nacional Augusto C. Sandino, pero 25 años después volvió al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
En una nota de condolencias, el Gobierno de Venezuela describió a Pastora como “testimonio del antiimperialismo, lealtad, reconciliación, y del sacrificio supremo por la defensa de la patria y de la revolución”.
El exguerrillero y general de brigada en retiro, Hugo Torres, quien dirigió el asalto al Parlamento junto con Pastora bajo el alias “Comandante Uno”, afirmó que “desaparece uno de los apologistas más importantes del régimen dictatorial de Ortega y Murillo”.
“Es un triste final para una figura que en su momento fue reconocido como un héroe, cuando el asalto al Palacio Nacional, que en algún momento gozó del aprecio de amplios sectores de la ciudadanía, pero que por voluntad propia echó al traste de la basura ese legado, lo convirtió en ignominia”, agregó Torres, actualmente disidente.
Las reacciones dispares continuaron en las redes sociales. Por un lado, los sandinistas exaltaron la figura del “Comandante Cero”, con frases como “aquí estamos y aquí está tu pueblo iluminado”, o “Edén Pastora, la leyenda crece”.
Por otro, hubo nicaragüenses que afirmaron que Pastora estaba muerto desde hacía días, y que su deceso fue anunciado hasta hoy, para que tapara el segundo aniversario del asesinato de seis miembros de una familia, incluyendo dos niños, que murieron calcinados, supuestamente a manos de paramilitares sandinistas, según diversos organismos defensores de los derechos humanos.
El debate también giró alrededor de las razones de la muerte. Mientras los sandinistas defendían diversas complicaciones a su salud, los disidentes como Torres se inclinaron por la pandemia de COVID-19.
Pastora, nacido en 1936 en Ciudad Darío, un municipio en el norte de Nicaragua, murió a los 83 años, ocupando el cargo de delegado en la comisión de desarrollo del río San Juan, fronterizo con Costa Rica. Fuente: ElMundoEs